Los jueces sentenciaron a Esteban Cuello por los delitos de robo, abuso sexual seguido de muerte y robo. La víctima fue Laura Iglesias, una trabajadora social de 53 años que la encontraron muerta en mayo de 2013, en un descampado en Miramar. Para la familia de Laura, Cuello no actuó solo. El tribunal remitió la sentencia al Ministerio Público Fiscal para que continúe investigando la posible participación de otras personas en el crimen.
El Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de Mar del Plata condenó este mediodía a prisión perpetua a Esteban Cuello, el único imputado por el femicidio de Laura Iglesias. Al cuerpo de la mujer de 53 años y trabajadora social del Patronato de Liberados Bonaerense lo encontraron en mayo de 2013 en un descampado en Miramar. La habían violado y estrangulado. Los jueces pidieron que se continúe investigando y que la sentencia se incluya en la Unidad de Registro, Sistematización y Seguimiento de Femicidios y de Homicidios Agravados por el Género de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
“Estamos conformes porque el Tribunal ordenó que se siga por las otras líneas. La sentencia se remitió a la fiscal para que profundice la investigación por el lado del encubrimiento. La lucha sigue hasta poder sacar a la luz todo el entramado que quedó afuera”, dijo a Infojus Noticias, Alicia Iglesias, la hermana de la víctima. Ella y su hermano Manuel encabezan la búsqueda de justicia junto a las tres hijas de Laura y su nieta.
Para la familia de Laura, Cuello no actuó solo. Lo plantearon desde un principio. Por eso, en su alegato el abogado Alejandro Bois reclamó que la información que surgió del debate se sume a una causa paralela en la que se investigan otras líneas que apuntan a la Policía Bonaerense como posibles encubridores. Los jueces avalaron ese pedido en la sentencia.
Hoy en los tribunales de la ciudad balnearia, como en cada jornada, los Iglesias estuvieron acompañados. Estaban las compañeras de trabajo de Laura, representantes de Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), del Patronato de Liberados Bonaerense (PLB) y del Colegio de Trabajadores Sociales de la provincia de Buenos Aires. “Laura Iglesias, presente”, decía alguna de las banderas que se levantaron afuera de la sala de audiencias.
La condena es por los delitos de robo, abuso sexual seguido de muerte y robo en concurso real. Para los magistrados Eduardo Alemano, Fabián Riquert y Juan Manuel Sueyro, Cuello sustrajo el estéreo del auto de Laura, luego abusó de ella, la mató y por último se llevó su celular. Tomaron en cuenta como agravantes la conducta previa de Cuello, la extensión del daño que provocó, la condición de mujer de la víctima, la excesiva violencia ejercida y la condición de tutelado por parte del Estado del femicida. Cuello, que en ese entonces tenía 21 años, debía estar tutelado por el Patronato de Liberados Bonaerense, pero no tenía asistencia por un problema burocrático.
Alemano, Riquert y Sueyro convalidaron el pedido que habían hecho en los alegatos la fiscal Ana María Caro y el abogado de la familia de Laura. La defensa de Cuello había solicitado una pena de 25 años y la inconstitucionalidad en relación a la medida de encierro. Los jueces decidieron no hacer lugar a los pedidos de los abogados del acusado.
Los jueces del TOC 3 remitieron la sentencia al Ministerio Público Fiscal para que continúe investigando la posible participación de otras personas en el crimen, al Patronato de Liberados Bonaerense (PLB) para que aborde la situación de vulnerabilidad de sus trabajadoras, al Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, debido a que transcurrió poco tiempo entre la primera condena por abuso a Cuello y el nuevo hecho y a la Unidad de Registro, Sistematización y Seguimiento de Femicidios y de Homicidios Agravados por el Género de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
El debate oral comenzó al inicio de este mes. Durante las audiencias, quedó probada la participación de Cuello en el asesinato. Hubo ocho indicios científicos que fueron positivos. Los peritos que declararon frente a los jueces ratificaron que en toda la escena del crimen había muestras irrefutables de ADN del joven. La información genética de Cuello estaba en el auto, en el cuerpo y en la ropa de la víctima. También quedaron rastros en el lazo con el que fue estrangulada.
La trama detrás del femicidio
La familia cree que detrás del femicidio se esconden las tramas criminales de la Bonaerense. Laura y sus compañeras de trabajo tenían conocimiento de que los agentes amenazaban a los tutelados del Patronato de Liberados para que trabajaran para la Policía. Manuel Iglesias explicó esta maniobra comparándola con el caso de Luciano Arruga en La Matanza.
Los familiares de Laura cuestionaron desde un comienzo a la investigación policial. El día del hallazgo, uno de los policías que estaban en el lugar dijo de inmediato: “Por acá vive Esteban Cuello”. El joven, que tenía antecedentes de abuso sexual, fue detenido enseguida. En ese entonces tenía 21 años. Los resultados del ADN que lo incriminaban se obtuvieron muy rápido. Todo esto llamó siempre la atención de los hermanos de la víctima.
“La policía y el fiscal señalaron a Cuello pero en el juicio aparecieron otras pistas. Nosotros también creemos que la escena del crimen fue modificada”, dijo Alicia.
Ella también pone la lupa sobre los amigos del imputado. “Cuello tenía otros tres amigos con los que siempre se movía para todos lados. Uno de ellos se suicidó a días del crimen de Laura. Y una de las testigos contó que este joven dejó una carta en la que decía que no soportaba la culpa por la muerte de la señora. Otro de los amigos de Cuello fue acuchillado a la salida de un boliche”, dijo la hermana de la mujer asesinada.
Cuerpos marcados
Laura salió de su casa esa mañana para visitar detenidos con libertad asistida que estaban bajo su tutela. En el camino, su Renault 9 azul quedó atascado en el barro de calle de tierra. Caminó hasta la casa de una amiga para pedirle que la llevara hasta Mar del Plata. A la tarde volvió por el auto para llamar a un auxilio. Apareció estrangulada con un cordón de su zapatilla izquierda y atada con ese mismo lazo a un arbusto. Estaba en el descampado donde había dejado su auto el día anterior, empantanado en una calle de tierra. Su casa estaba cerca y enfrente vivía Cuello.
La familia de Laura compara el crimen con otros dos femicidios calcados ocurridos en la zona: el crimen de Natalia Mellman, en 2001 en Miramar, y la muerte de Mara Mateu, en 2008 en Santa Teresita. Al igual que Laura, las dos fueron violadas y asesinadas. Ambas aparecieron con el cordón de su zapatilla izquierda alrededor de sus cuellos. En el caso de Mellman hubo tres policías condenados a cadena perpetua. El juicio por la muerte de Mara también obtuvo la condena máxima para los acusados.
Los tres asesinatos características en cuanto a lo que la policía llama “modus operandi”, pero que la antropóloga e investigadora Rita Segato denomina como “firma” o “marcas”. Así lo describe en su libro “La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez” donde analiza los femicidios en territorio mexicano.
No son casos aislados. Las estadísticas del Observatorio Marisel Zambrano, de la ONG La Casa del Encuentro, señalan que en 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30. En esos 7 años, los medios publicaron noticias sobre 1.808 femicidios.
MFA/RA