El fallo de la sala B de Feria de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional recayó sobre Bárbara González Bonorino. Es por "homicidio agravado por el vínculo y alevosía", el mismo delito por el cual está procesado el padrastro de Agustín Marrero, el nene de cinco años asesinado a golpes el 7 de junio en el barrio porteño de Flores.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional confirmó el procesamiento de la madre de Agustín Marrero, el niño de cinco años asesinado a golpes el 7 de junio en el barrio porteño de Flores, por "homicidio agravado por el vínculo y alevosía", el mismo delito por el cual está procesado el padrastro de la víctima, supuesto autor material del crimen, informaron hoy fuentes judiciales a la agencia Télam.
El fallo de la sala B de feria de esa Cámara recayó sobre Bárbara González Bonorino (30), a quien al mismo tiempo se le otorgó la exención de prisión, por lo que seguirá en libertad mientras continúa la investigación del crimen de su hijo. En el marco de la causa está preso el padrastro de la víctima y pareja de la mujer, Osvaldo Sarli (33), acusado de ser el presunto autor del mismo delito por el cual ahora fue procesada la mujer. Si bien había trascendido que la mujer había sido imputada por el delito de "omisión de cuidado", finalmente la jueza de instrucción 37 a cargo de la causa, Silvia Ramond, la procesó por el delito de "homicidio agravado por el vínculo y alevosía".
La semana pasada se había realizado una audiencia oral ante los camaristas Carlos Alberto González, Alberto Seijas y Mariano González Palazzo, en la que la defensa oficial de González Bonorino presentó los argumentos para apelar el procesamiento. Mientras que la defensa de Sarli decidió no apelar el procesamiento de la magistrada, por lo que la Cámara sólo se expidió sobre la situación de la mujer.
Para los camaristas, González Bonorino "tenía conocimiento" de lo que sucedía con su hijo y "fue alertada acerca de los actos de violencia que ejercía Sarli sobre Agustín". Para González, Seijas y González Palazzo, la mujer debía proteger a su hijo de las "violentas circunstancias" a las que estaba expuesto y que "ella misma lo había colocado al iniciar su relación con Sarli".
En su fallo, los camaristas valoraron las declaraciones de los vecinos y empleadas del consorcio del edificio donde vivía la pareja acusada junto a la víctima, una hermana de ésta y un hijo del hombre, que manifestaron que "solían escucharse gritos y llantos que daban cuenta de que los niños eran víctimas de maltrato" y que también "observaron en distintas oportunidades al más pequeño de los menores con moretones en su cuerpo".
A su vez, también se basaron en los datos aportados por el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que dieron cuenta de que "la propia madre informó a la institución educativa a la que acudía el niño acerca de los moretones" que presentó en tres oportunidades entre marzo y abril pasado, "los que justificó con caídas y accidentes domésticos, a lo que se añade la pérdida de los dientes que se verificó también en ese período".
En ese sentido, los camaristas consideraron que "carece de todo asidero justificar las lesiones en la propia torpeza del niño, vinculada a una enfermedad que se le habría detectado al nacer, o en las peleas con su hermano o hermanastro". "Se encuentra probado que la encausada tuvo conocimiento de la situación típica generadora del deber de obrar y que, en su carácter de madre del niño y por revestir por ende la posición de garante con la función principal de protegerlo de las fuentes de peligro que pudieran amenazarlo, estaba obligada a impedir activamente el ataque que cobró la vida de su hijo.", señaló el fallo.
Las agresiones fisicas
Además, se dio por probado que "ella misma presenció al menos un episodio de agresión física de su pareja hacia Agustín". Por su parte, la fiscal ad-hoc Verónica Fernández de Cuevas, sostuvo en la audiencia que "Agustín está muerto porque lo mataron y porque su madre no evitó, en su posición de garante, el resultado".
El hecho ocurrió el domingo 7 de junio, en el departamento 3 del edificio situado en Yerbal 2745, de Flores, donde, según las constancias del expediente, Sarli golpeó a Agustín y le provocó la muerte. Al advertir lo que había hecho, el hombre llamó al SAME y dijo que el niño había sufrido las lesiones al caerse en la bañera. Sin embargo, la autopsia reveló que la víctima tenía el hígado destrozado como consecuencia de la golpiza.
La hermana de Agustín, de ocho años, fue testigo de la agresión y en una cámara Gesell relató a la Justicia lo que padeció su hermano cuando Sarli se enfureció porque se había colocado sus pantalones al revés. Según su relato ante los psicólogos, el hombre comenzó a golpear a su hermano y hasta lo tomó del cuello y lo colgó en el aire.
El hecho desencadenó, además, un conflicto entre las autoridades educativas del gobierno de la ciudad y las docentes del jardín de infantes al que concurría al niño, a quienes sancionaron porque supuestamente no denunciaron los ataques a los que era sometido el alumno.
Télam/RA