Juan Carlos Domínguez Lostalo, representante ante la ONU en cuestiones de prevención del delito, cerró la última mesa del congreso: "El desafío de la criminología en el siglo XXI". Mayda Goite Pierre, decana de Derecho de Cuba, dijo: "La globalización es inhumana para los débiles e inventa enemigos para combatir una supuesta sociedad de riesgo".
"Las metas en la Criminología fueron abordadas recurrentemente durante estos tres días de conferencia: violencia, debates políticos criminales, prisión preventiva y hacinamiento carcelario", dijo Mayda Goite Pierre, decana de la Facultad de Derecho de Cuba al inicio del panel dedicado a "El desafío de la criminología en el siglo XXI", durante la última jornada del II Congreso Latinoamericano de Derecho Penal y Criminología en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).
Goite Pierre habló de los desafíos en todo el continente, pero se refirió sobre todo a la experiencia cubana. "Ni el paraíso de los que nos quieren ni el infierno de los que nos odian", dijo y planteó "que en Cuba hay urgencias igual que en toda Latinoamérica donde la criminología tiene muchos desafíos que parten de la combinación de cultura, educación y voluntad política".
En cuanto a los Estados con fuerte intervención en las normas sociales, dijo que "la globalización es sumamente inhumana para los débiles e inventa enemigos para combatir una supuesta sociedad de riesgo". La decana planteó que el término "sociedad de riesgo", que Ulrich Beck teorizó en el libro homónimo, "es fomentado por algunos medios de comunicación, que contribuyen en los miedos de la sociedad".
El profesor de Derecho de la Universidad del Litoral, Máximo Sozzo, hizo un recorrido epistemológico por la palabra criminología y trajo a la mesa un debate que viene del siglo XIX ¿Es una ciencia o no? "Debemos reconocer que hay una falta de institucionalización en el ámbito académico para este saber que además es un campo complejo y polivalente. Es preciso pensar la criminología como un producto de actividades culturales: cuando se menciona la palabra delito, ya hablamos de realidades diferentes. Y esto se aleja mucho de los que es una definición científica, de tratar con fórmulas de laboratorio para aplicar a lo que sucede".
Gabriel Ignacio Anitua es abogado de la UBA y doctor en Derecho por la Universidad de Barcelona. Planteó el componente político del campo criminológico: "Su relación no es novedosa y tiene que ver con sembrar ciertos desencantos y miedo para vincular lo criminal con la política". También dijo que "hay que pensar en términos de criminología cautelar, ya que la selectividad es una marca de la desigualdad, que perjudica siempre a los que son estructuralmente son excluidos".
Como desafío destacó la necesidad de "hacer investigaciones empíricas para vincular los discursos, fomentar los encuentros, los viajes para comparar legislaciones". En conclusión señaló que "hay que reducir las violencias individuales, pero también las que vienen desde las políticas".
Hacía el final del panel, cuando habló Juan Carlos Domínguez Lostalo, apareció una coincidencia entre todos los panelistas: el nombre de Eugenio Raúl Zaffaroni. Domínguez Lostalo es psicólogo forense, psicopatólogo y representante argentino del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente (Ilanud). Mencionó al juez de la Corte cuando habló sobre la necesidad de combinar el poder judicial mientras con el sistema penitenciario para reformular sus planes: "Los derechos humanos deben estar ante todo y no podemos olvidar que la colonización generó que muchas de las cárceles de Latinoamérica estén privatizadas, y que se compren programas y capacitaciones de lugares siniestros que tratan al hombre como si fuera un mercancía.
Domínguez Lostalo concluyó que "el desafío es resistir a esos planes importados de naciones que renunciaron a los derechos humanos". y destacó que "el análisis de la población carcelaria a través del tiempo, da una clave para entender quiénes son los que siempre van a parar a las cárceles. Esa clave nos puede ayudar a combinar los desafíos carcelarios con los del derecho criminológico".