El libro “Ninguna quiere. Trata con fines de explotación sexual” recupera la voz de las sobrevivientes, sus familias y los referentes de las organizaciones sociales que intentan que los derechos de las mujeres no sean vulnerados. Los testimonios, que provienen de diversas provincias, surgieron de entrevistas hechas en el programa Nación Zonámbula.
A Sandra la vendieron por 100 pesos en Misiones. La pareja de Sabrina, en La Pampa, pasó de marido a proxeneta. Alejandra es paraguaya y cuando llegó a la Argentina la amenazaron con matar a ella y a toda su familia si denunciaba que era víctima. Graciela buscaba a su hija y en la comisaría le dijeron que tenía que esperan 72 horas para hacer la denuncia. “Ninguna quiere. Trata con fines de explotación sexual” recupera la voz de las sobrevivientes, sus familias y los referentes de las organizaciones sociales que intentan, todos los días, que los derechos de las mujeres no sean vulnerados. El libro se presenta hoy a las 17 en los talleres ferroviarios de la Universidad Nacional de Lanús en el marco de la semana contra la trata. Es parte de una serie de actividades llevadas adelante por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Las historias que quedaron plasmadas a lo largo de las páginas de la publicación son una muestra de las 9.025 personas rescatadas entre abril de 2008, cuando se sancionó la ley contra la trata, y agosto de 2015. Sujetos, territorios y tramas se combinan a lo largo de los capítulos haciendo foco en el aspecto social de la problemática. Cada uno de los apartados aborda distintas prácticas, discursos y construcciones sociales en torno a la trata. La desigualdad entre mujeres y varones es, quizás, lo que atraviesa todo el libro.
Los relatos recorren casi todas las provincias del país demostrando la estampa del circuito prostibulario argentino. El equipo que trabajó para esta pieza estuvo compuesto por Marina Mariasch, Gabriela Buonomo, Ana Palazzesi, Celeste Abrevaya y Chantal Stevens
La publicación es producto del trabajo la Subsecretaría de Promoción de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Fundación Vidas En Interacción (VEI). Los testimonios que se reproducen surgieron de entrevistas realizadas por Lilia Saavedra, presidenta de VEI, en el marco del programa televisivo Nación Zonámbula, que se emite por la Televisión Pública.
“Ninguna quiere” también recuerda, con imágenes y reseñas, a aquellas mujeres que aún hoy se encuentran desaparecidas de las que se sospecha que han sido víctimas de las redes. María de los Ángeles Verón, Dora Diel, Florencia Pennacchi, Soledad Olivera, Johana Chacón, Andrea López, María Ciccioli, Marcela del Carmen Mamani, Agostina Sorich, Fernanda Aguirre, Ramona Peli Mercado son algunas de las que figuran en el libro.
El último apartado lo dedica al acceso a la Justicia y ofrece una serie de teléfonos y direcciones a las que puede acceder cualquier persona que quiera denunciar. Entre estas vías de denuncia está la línea 145 que funciona en todo el país de manera gratuita y todos los días del año. El libro apunta a llegar a los clubes de barrio, organizaciones políticas de base, y comedores comunitarios.
Infojus Noticiasseleccionó alguno de los testimonios que hablan de una de las formas más extrema de violencias contra las mujeres y transitan cada una de las etapas del delito de la trata:
La captación o el reclutamiento
“Estaba trabajando en una verdulería. Mientras limpiaba, se me acercó un tipo y me dijo que me fuera con él. Le dije que no me iría a ningún lado. Luego me amenazó [con] que si no mataría a mi mamá y a mi familia”. Gisela - Corrientes. Víctima
“Y ahí cuando miré, ella le pasó a Javier [el entregador]. Él dijo, “¿pero solo esto? Yo no quiero ”. Entonces le dio 0 y ahí sí aceptó”. Sandra - Misiones. Víctima
“Me decía “tengo la última oferta”. Porque aparte venía a decírmelo como si fueran ofertas, no sé. “Me gustaría que entres a laburar en el rancho, aunque sea un mes, nada más que un mes, mirá lo que te pido, no es nada”. El rancho era un cabaret, una whiskería. Él había ido a hablar con el dueño, ya tenía todo arreglado”. Sabrina - La Pampa. Víctima
“Yo no ganaba pero había algunas chicas que se quedaban con su plata y otras que no. A veces las llevan con voluntad pero engañándolas, pero es casi lo mismo porque te dicen que vas a ganar mucha plata y al final no terminás ganando nada, terminás perdiendo”. Raquel - Posadas, Misiones. Víctima
El traslado
“Estuve en varios lugares, pero no me quedaba más de dos o tres meses, primero estuve en Entre Ríos, en Bahía Blanca y La Pampa. Estaba dos meses y me iba porque no me hallaba, porque te reclamaban por todo o te multaban, nunca veías tu plata, psicológicamente te discriminaban bastante si no hacías mucho dinero”. Raquel - Posadas, Misiones. Víctima
La explotación
“Me decía que con él iba a aprender a laburar, que tenía que ir a la calle, bajarme una botamanga solamente. Y yo estaba desconcertada totalmente, yo decía “no puede ser que con la persona que me casé, que supuestamente me ama, la persona que yo quiero, me haga esto y me explique cómo tengo que estar con otro tipo”. No lo podía creer. Pero la paliza que me pegó ese día no me la olvido nunca más”. Sabrina - La Pampa. Víctima
“De lunes a lunes, en la mayoría de los lugares no te dejan libres ninguna noche, a veces que no entraba ningún alma, pero tenías que estar ahí, a veces son las nueve de la mañana y llegan las seis de la tarde vos tenés que seguir ahí hasta que se vaya el último cliente, le tenés que sacar el último dinero que queda para vos, pero más para el dueño del local”. Raquel - Posadas, Misiones. Víctima
Las violencias
“Él me amenazó con que si iba a la policía me iban a matar, que además iba a matar a toda mi familia y que la policía no me iba a hacer caso, porque ellos iban a la policía y le pagaban mil pesos mensuales para que los defiendan y no les quiten el local”. Alejandra-Paraguay. Víctima
La lucha de familiares
“Cuando fui a retirar a mi hija de adentro de su casa la señora me preguntó si yo quería plata, ella me iba a dar plata. Pero no hablamos ni de cuánto ni de nada, le dije en otro momento”. Graciela - Madre de víctima
“Fui a hacer la denuncia y tenía que tener 72 horas de desaparecida. Entonces volví, yo ya estaba muy nerviosa, y una de mis vecinas me dice que vayamos a la Gendarmería, fuimos y ahí hicieron un rastrillaje. (…) pasaban las horas, pasaban los días. Hasta que me tomaron en la 3º la denuncia por fuga de hogar. Pero yo estaba segura que mi hija no tenía fuga de hogar”. Graciela - Madre de víctima
MFA/RA