Para el cocurador de la intervención museográfica en la ESMA, Hernán Bisman, la tarea fue desafiante: el lugar de trabajo es un monumento histórico y prueba judicial. “Tuvimos que lograr una muestra que esté presente en los 5.200 metros cuadrados del edificio sin que lo altere”, explicó.
En los últimos años, Hernán Bisman recorrió cientos de veces los sectores del ‘Sótano’ o ‘Capucha’. Ahora vuelve a emocionarse cuando recorre el Casino de Oficiales de la Ex ESMA. Es el cocurador de la instalación museográfica, junto a Alejandra Naftal. Para la entrevista con Infojus Noticias pidió, “por favor”, hablar fuera de cualquiera de los espacios donde la memoria es la protagonista. A partir de hoy, ese sitio por el que caminó hasta último momento atento a los mínimos detalles, queda abierto a las visitas del público.
-¿Qué criterios se tuvieron en cuenta a la hora de intervenir este espacio de memoria?
-Fue un desafío curatorial museográfico, porque el edificio es monumento histórico y a la vez prueba judicial. Por eso tuvimos que lograr hacer una muestra que esté presente en los 5.200 metros cuadrados de este edificio sin que lo altere, en el sentido de lastimarlo. Desarrollamos un sistema expositivo que está constituido por muy pocas piezas contemporáneas que se diferencian claramente de la estructura original. No restauramos nada del edificio sino que detuvimos las patologías preexistentes e hicimos infraestructura donde era necesario: nuevas instalaciones eléctricas, aires acondicionados y demás.
-¿Qué materiales usaron?
-La muestra se sostiene básicamente mediante un sistema de vidrios traslúcidos y que siempre dejan la presencia del edificio intacta. Además de este sistema tradicional que sostiene textos, imágenes y videos, tenemos otros sistemas que llamamos ‘performáticos’. Representan lo que aquí pasó sin resignificarlo ni reconstruirlo. Eso lo hacemos mediante luz, sonido e imágenes proyectadas sobre las paredes, testimonios de los sobrevivientes en el juicio a las juntas y en los juicios ESMA. Todo siempre con la máxima preocupación de no alterar nada del edificio.
-¿Un ejemplo de este sistema performático?
-Por ejemplo, en ‘Capucha’, donde eran recluidos los secuestrados, hicimos un sistema donde una tarima de madera permite al visitante recorrer ese lugar sin que se lastime el sitio, lo que al mismo tiempo plantea una contención para el que camina por un lugar cargado de tanta historia. También se representa el espacio real que ocupaba una ‘cucha’ (espacio donde permanecían encapuchados y atados de pies y manos), al mismo tiempo que uno escucha a los sobrevivientes relatando lo que allí sucedía. Hay planimetrías dibujadas en 3d que dan cuenta de los distintos aspectos que tenía este lugar a lo largo de la dictadura.
-¿Cuál es la diferencia entre reconstruir y representar?
-La premisa fue no reconstruir ninguna de las herramientas del aparato genocida. Todo fue evocado: por ejemplo, cuando un visitante ve la ‘cucha’, no está ante una "cucha" reproducida con una colchoneta y dos tabiques de madera, sino que es un espacio: el espacio que esa ‘cucha’ ocupaba en ‘Capucha’. Cuando uno se acerca al espacio donde nacían los bebés, uno interpreta o imagina esta situación mediante un dispositivo museográfico. En cada uno de estos lugares, mediante estas herramientas contemporáneas, buscamos evocar que ocurría en cada sitio.
Del horror y la resistencia a la recuperación
-¿Había tenido una experiencia curatorial parecida?
-Todo el equipo que trabajó había tenido experiencias previas en puestas museográficas: los arquitectos Carlos Campos y Roberto Busnelli, Alejandra Dandan que trabajó los contenidos, los investigadores que trabajaron con nosotros en la recolección de todo el material, los diseñadores de imagen y sonido, los diseñadores gráficos y diseñadores industriales. Un equipo muy profesional. De todas formas, el lugar nos atravesó completamente y lo vivimos con profunda emoción, nos sigue emocionando. Respetamos a rajatabla los consensos de dos años y medio de trabajo con los organismos de derechos humanos, los familiares, los sobrevivientes y los funcionarios. Hemos contado por suerte con todo el apoyo de los involucrados y hemos hecho todas las concesiones como curadores para que este proyecto sea la voz de todos y no solo la voz de los que hemos trabajado en la puesta.
-¿Con qué se van a encontrar quienes visiten el lugar?
-Con una muestra que ilustra los horrores que sucedieron en este lugar, pero también las resistencias y los heroísmos que los compañeros tuvieron al pasar por aquí. Alejandra Naftal, la cocuradora, menciona una frase siempre que hacemos en las presentaciones, que dice que este lugar ‘es un lugar donde el cómodo se va a sentir incómodo y el incómodo se va a sentir cómodo’. Queremos sacudir al visitante, que entienda que lo que ha pasado ha sido muy horroroso, pero no paralizarlo y dejarlo con una sensación de angustia, por eso esta muestra tiene tanto la historia de lo que aquí sucedió en términos de horror, como la historia de sus resistencias y la historia fundamentalmente de su recuperación por nuestra democracia.
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