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El comisario Jorge Azzolina ingresó a la Policía Federal en marzo de 1986. Quince años después, el 20 de diciembre de 2001, estaba en la sección montada del Cuerpo de Operaciones Federales (COF) cuando un superior le indicó que “armara el grupo y saliera hacia Plaza de Mayo”, poco después de las tres de la tarde. Así recordó ante los jueces del Tribunal Oral Federal 6 (TOF6) su participación en la represión que, ordenada por el gobierno de Fernando de la Rúa, dejó como saldo cinco muertos y cientos de heridos en las calles del centro porteño.

La semana en la que se reanudaron las audiencias de este juicio en los tribunales de Comodoro Py, Azzolina se sentó frente al tribunal y en tono elevado y cuasi marcial juró decir verdad. “No tenía equipo de comunicaciones porque ya habían sido repartidos previamente”, dijo y aclaró que “las órdenes de la Dirección General de Operaciones (DGO) se canalizaban a través de los jefes, cualquiera que estuviera en el lugar”. Señaló así dos claves de la jornada represiva: identificó a quiénes dieron las órdenes, y que con el correr del día las acciones policiales fueron caóticas.

Sobre el perfil y las actitudes de los manifestantes que intentaban llegar a la Plaza de Mayo, dijo que se “manejaban en grupos”. “Salían dos o tres en una esquina y nos tiraban con ondas, y atrás de ellos había gente que nos tiraba piedras”, dijo el comisario e intentó describir la situación como “organizada”, aunque consultado por la querella del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), reconoció que no vio a nadie dar órdenes.

Volvieron luego las partes sobre este punto cuando el principal Miguel Ángel Bonifacio habló también de piedras y gomeras en manos de la gente que indignada se reunía con la consigna “que se vayan todos”. El abogado del CELS, Rodrigo Borda, quiso saber en qué momento de la jornada usaron esos elementos y el policía, que entonces integraba la Infantería del Cuerpo de Operaciones Federales, recordó que fue después de las cuatro de la tarde, en Diagonal Sur. A esa hora, ya había muertos por la represión.

“Cuando estábamos cubriendo las detenciones, las agresiones de eran de tanta magnitud”, dijo Bonifacio y recordó, que después de haber estado en el cuartel desde el 19 a las diez de la noche, el 20, a eso de las ocho lo enviaron a Plaza de Mayo, que estaba prácticamente vacía. A las 10 les indicaron que avanzaran al sector de la pirámide de Mayo, en el centro de la plaza, para cubrir al personal de las comisarías que detrás de ellos empezaron a detener a los manifestantes.

El policía recordó que, en ese momento, fueron escoltados por la montada que empujaba a los manifestantes con los caballos. “¿Los vio empujar a las Madres de Plaza de Mayo”, le preguntó uno de los abogados de la querella. La memoria y la veracidad del relato del policía colisionaron. Dijo que había visto a las Madres en la Plaza, pero no cuando sus compañeros de fuerza les tiraron los caballos encima, una imagen registrada por fotógrafos y canales de televisión durante la trágica jornada.

“Nos ordenan usar material disuasivo: granadas de gas lacrimógeno, y postas de goma para dispersar manifestantes y la comisaría y la Brigada seguían deteniendo; hasta un momento en el que volvemos detrás del vallado y la gente se corre”, recordó. “Avanzamos y retrocedimos, todo por orden de la DGO”.

En la sala presidida por los jueces José Martínez Sobrino, Rodrigo Giménez Uriburu y Adrián Martín, el miércoles estuvo René Prado, uno los altos mandos de Gendarmería que acompañó al jefe de esa fuerza, Hugo Alberto Miranda, a una reunión del Consejo de Seguridad donde se habló del operativo represivo que se montó en la Ciudad de Buenos Aires. El testigo afirmó que, en esa reunión se habló sobre la situación que se vivía en la Capital y que, dada una cuestión de jurisdicción, los gendarmes debían permanecer en apresto (a disposición) pero la Policía Federal tendría a cargo la represión.

En la sala SUM de los tribunales de Comodoro Py las audiencias de este juicio -por el que está previsto que pasen casi 600 testigos- se retomarán el próximo miércoles 3 de diciembre por la mañana, a partir de las 9.