El Ministerio de Seguridad y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) están trabajando en conjunto para identificar personas detenidas desaparecidas durante el terrorismo de Estado a través del cotejo masivo de sus huellas dactilares.
El compromiso del Estado por articular políticas de Memoria, Verdad y Justicia con la sociedad civil se pone en práctica con el trabajo que desarrollan, en conjunto, el Ministerio de Seguridad y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para identificar personas detenidas desaparecidas durante el Terrorismo de Estado a través del cotejo masivo de sus huellas dactilares. De esta manera, una nueva herramienta que no estaba sistematizada se suma al estudio genético en base a restos óseos de desaparecidos con el aporte de todas las dependencias de la Policía Federal, la Prefectura Naval y la Gendarmería Nacional.
"Se trata de extremar los recursos para mirar los archivos de las fuerzas de seguridad y ofrecer respuesta a las familias sobre el destino final de sus seres queridos desaparecidos", explicó a Télam la directora de Derechos Humanos de la cartera de Seguridad, Natalia Federman, que en coincidencia con Carlos Somigliana -miembro del EAAF- destacó que el proyecto no podría ver la luz sin "la voluntad política y el equipo humano y técnico para hacerlo".
Se cumple, así, con la resolución firmada hace poco más de un año por la ex ministra de Seguridad Nilda Garré -por iniciativa del EAAF- en el sentido de "agotar las posibilidades de identificación de los cuerpos de las personas que estando detenidas-desaparecidas fueron asesinadas y sus cuerpos inhumados como NN", para remitir la información al Poder Judicial.
"Nunca se asumió la tarea de reunir ese yacimiento de información que estaba disperso en archivos policiales y judiciales, y lo que vinimos a proponer fue hacer un inventario, sistematizarlo para cotejarlo y establecer que una persona cuya huella dactiloscópica que se tomó y que fue identificada como NN, pueda ser una persona desaparecida", afirmó Somigliana al calificar al proyecto como "complejo y riguroso, que no puede hacerse sin la intervención del Estado".
El antropólogo puntualizó que para este proceso "la referencia es la huella que la persona dejó cuando hizo un trámite en la Policía o en el Registro de las Personas. A partir de allí, el perito compara esa huella con la de otra persona que está documentada pero de la que no se conoce la identidad, utilizando un protocolo para saber si coincide".
Con la instrumentación del plan criminal del terrorismo de Estado se produjo un aumento significativo de la cantidad de personas jóvenes halladas muertas con signos de violencia en las calles de las zonas urbanizadas, que se enterraban como NN luego de ser fichadas con la toma de sus huellas digitales. Muchas de esas fichas-cadáver se encuentran hoy microfilmadas, luego del proceso de destrucción de documentación que en 1981 llevó adelante la dictadura, el desafío consiste en determinar si corresponden a personas que hoy están siendo buscadas por sus familiares. Así se obtuvo una base indubitable de información patronímica y decadactilar de personas denunciadas como detenidas desaparecidas, que digitalizó la Superintendencia de Policía Científica.
Un procedimiento similar se siguió con una base dúbita (con dudas) de registros dactilares de personas inhumadas como NN que se encuentran en la Policía Federal y que también son digitalizadas para comparar con la base indúbita (son dudas), por medio de un sistema de software llamado AFIS que permite el cotejo masivo de huellas digitales.
"Tenemos 600 fichas de las cuales ya 300 son aptas para ser cotejadas y otras necesitan un proceso mayor de búsqueda", precisó Federman al indicar que el sistema dactiloscópico "parece arcaico al lado del ADN, pero que si no se cuenta con ese registro, lo único que puede ser útil es la huella".
Un ejemplo que mencionan es el caso de Néstor Oliva, un conscripto salteño desaparecido en Mendoza en 1976 y enterrado en una fosa común del cementerio local como NN, que fue identificado por el EAAF a partir de las huellas digitales. "Había sido exhumado por el EAAF en 2010 y estudiado, pero la familia no había dado muestras de sangre, entonces les comunicamos a sus familiares, hicimos la comparación genética que dio positiva y dimos la información al tribunal de Mendoza para que entregara el cuerpo a sus familiares", detalló Somigliana.
Sobre ese caso, Federman destacó "la construcción de eslabones que estaban rotos a través de la articulación con el EAAF, los juzgados, las fiscalías, las secretarías de Derechos Humanos (de todas las jurisdicciones) y el Registro Nacional de las Personas para poder reconstruir una historia". Antes de aclarar que el programa de comparación dactiloscópica puede aplicarse en otros casos, si bien está dirigido para las víctimas del terrorismo de Estado, ambos subrayaron la calidad del equipo humano que trabaja en el proyecto.
"En la Policía Científica hay muchos peritos jóvenes muy involucrados y comprometidos con su tarea" dijo Somigliana, en tanto Federman afirmó que "ahora sólo tenemos obstáculos técnicos" en referencia a los años de represión ilegal en que el encubrimiento y la destrucción de pruebas era el 'modus operandi' de las fuerzas de seguridad.