Beatriz López le disparó a Gastón Márquez, que era policía, en 2012. Era golpeada en plena calle, él no la dejaba salir sola y hasta llegó a esposarla a la cama. El tribunal entendió que Beatriz sufrió un “trastorno mental transitorio” por la violencia de género a la que lo sometía su marido. Y eso no le permitió entender la criminalidad de sus actos.
Después del infierno al que la había condenado los últimos años de su vida, Beatriz López nunca ocultó que la noche del 16 de noviembre de 2012, en un descuido de Gastón Márquez, su marido policía, tomó el arma reglamentaria y le disparó en la cara. Hoy, el Tribunal Oral Criminal 6 de Lomas de Zamora, con el voto mayoritario de los jueces María Laura Altamiranda y Gabriel Vandenberg y la disidencia de Claudio Fernández, adelantaron “el veredicto absolutorio respecto de Susana Beatriz López, disponiendo el cese del arresto domiciliario”. El Tribunal no adelantó el motivo de la absolución, pero las fuentes judiciales consultadas por Infojus Noticias creen que la consideraron inimputable –algo que habían pedido sus abogados defensores-, ya que los psiquiatras de la asesoría pericial de Lomas de Zamora habían dictaminado que la noche del crimen sufrió un “trastorno mental transitorio” por la violencia de género a la que lo sometía, que no le permitió entender la criminalidad de sus actos. Los fundamentos del fallo se conocerán el miércoles próximo a las 10 de la mañana.
Gastón Márquez, el hombre que mató Beatriz, tenía 23 años y era policía. Ella, 36. La relación había comenzado como cualquier otra, pero de a poco se fue desatando una rutina de violencia y celos. Varios vecinos contaron en el juicio oral que veían cómo Beatriz era golpeada en plena calle por su pareja. Él no la dejaba salir sola: había llegado al extremo, contaron los testigos, de esposarla contra la cama durante horas. “Y cuando salía a la calle tenía que mirar al piso”, contó Javier Garín, uno de los abogados de la acusada, junto con Raquel Hermida Leyenda. La situación había llegado a tal punto que Márquez había tapiado la ventana del frente para que ella no pudiera hablar con nadie.
Pronto sobrevivieron las amenazas. Más de una vez, Márquez le apoyó en la sien el arma reglamentaria. “Hay una bala para toda tu familia”, le dijo. Por miedo a la venganza, ella le escondió ese calvario a su familia. Quiso acudir a algunas amigas, pero también tuvieron miedo: a una de ellas, Márquez le advirtió que iba a matarle los cuatro hijos.
La situación fue en crescendo. Beatriz relató ante los jueces que las dos noches anteriores al desenlace, Márquez no la dejó dormir. “Para castigarla, le sacaba la frazada y la obligada a dormir sin ropa”, detalló Garín, su abogado. El 11 de noviembre por la noche le puso el arma en la cabeza de la beba que habían tenido hacía tres meses atrás. Estaba más furioso que de costumbre: “decía que uno de los vecinos había hablado mal de la familia, y quería que ella en persona lo acompañara a matarlo”, contó Garín. “Si no lo mataban lo iban a matar a ellos”. Esa noche –según su evocación del infierno- la violó con el bastón policial. Le pegó.
A las 4.15 de la madrugada, cuando Márquez estaba durmiendo, López tomó su reglamentaria y le disparó en la cara. Alzó la beba y se fue a la casa de sus padres, que vivían a pocas cuadras de la suya.
-Mamá, papá, llamen a la policía porque le pegué un tiro- les dijo.
Sus padres llamaron al 911 y a la ambulancia. Márquez todavía estaba vivo. Un rato después murió.
El juicio
Beatriz López nunca negó el crimen, por eso, el aspecto técnico del debate giró en torno al trasfondo de violencia en el que lo cometió. Muchos vecinos acreditaron el sometimiento al que Márquez la condenaba. Los psicólogos que entrevistaron a López concluyeron que sufrían una evidente violencia de género, y los dos psiquiatras de la Asesoría pericial de Lomas de Zamora, concluyeron que había sufrido un “trastorno mental transitorio”, sin poder comprender “la criminalidad de sus actos”.
Raquel Hermida y Javier Garín, los abogados de la acusada, se basaron en esos dictámenes y pidieron su absolución por imputabilidad. Si eso no era valorado por los jueces, solicitaron “en subsidio” que se la absolviera por haberlo matado “en legítima defensa; le impidieron obrar de otra manera”, afirmó el abogado Garín. El abogado de la madre del policía, que se había presentado como particular damnificado, pidió la condena de 13 años y seis meses de cárcel por “homicidio calificado por el vínculo”.
El fiscal de juicio, Hugo Carrión, opinó otra cosa. Pidió 10 años y 8 meses por “homicidio calificado por el vínculo con circunstancias extraordinarias de atenuación”. “Como ella confesó el crimen, en el juicio se discutió si al momento del hecho podía entender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones. El trastorno mental transitorio puede ser completo o incompleto. Una de las psiquiatras dijo que era incompleto, pero no había una supresión de la conciencia. La otra, dijo en el juicio que había una falta de conciencia, pero en su primer dictamen había hablado de estrechez de conciencia, y no había vuelto a verla. Por eso yo no valoré esa segunda opinión, y consideré que no estaba completamente inconsciente”, opinó el fiscal.
Carrión aceptó que Beatriz López vivía expuesta a violencia de género, aunque “no con la magnitud que la defensa manifestó”, dijo. “No todos los testigos hablaron de una relación violenta, aunque con los que escuché consideré suficiente para acreditar que padecía una violencia de género y que era una relación disfuncional”, dijo Carrión. “Por eso pedí el mínimo de la pena”.
Esta mañana, Beatriz López salió de los tribunales de Lomas de Zamora en libertad. Estaba presa en su casa desde la noche en que lo mató, criando a la hija de los dos. Dentro de una semana, los tres jueces develarán por qué la absolvieron: si consideraron que era inimputable, o en cambio, que cuando apretó el gatillo estaba obrando en legítima defensa.