“Nosotros queríamos que viniera un representante del Instituto de Vivienda (IVC). No vino nadie del gobierno de la ciudad. El fiscal tampoco”, dijo Nadia Pintos, una de las jóvenes que participó de la protesta y que tiene a dos hermanas detenidas. Desde la madrugada y después del desalojo, la Policía Metropolitana custodia el predio. Los vecinos esperan la libertad de sus compañeros detenidos.
En el terreno del Barrio Pirelli de Villa Lugano, que hoy por la madrugada fue desalojado por la Policía Metropolitana, hay seis camiones de dicha fuerza: uno está afuera, y los otros adentro. Cerca de quince policías en fila custodian el acceso al lugar. Afuera, las chicas que participaron de la toma repiten indignadas que ellas se metieron en el terreno para protestar y que necesitan alguien las escuche.
“Nos habían dicho que acá iban a construir unas torres o unos dúplex y que nos iban a adjudicar nuestra casa. Después nos enteramos que iban a hacer un polideportivo, un parque, una guardería. Hace tres días, nos enteramos que Daniel Fernández, que se dice presidente del barrio, estaba vendiendo parcelas a cinco mil pesos a gente que ni siquiera es del barrio”, relató Nadia Pintos, una de las jóvenes que participó de la protesta y que tiene a dos hermanas detenidas.
“Nosotros queríamos que viniera un representante del Instituto de Vivienda (IVC). No vino nadie del gobierno de la ciudad. El fiscal tampoco”, agregó con bronca.
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Eran las 3.40 de la madrugada y quince chicas, con sus parejas e hijos, se acercaron al terreno baldío que está casi en la esquina de la manzana donde viven, en Zubiría y José León Suárez. Con ayuda de sus maridos, levantaron el enrejado del fondo y se escabulleron con los cochecitos de los bebés hacia adentro. Enseguida vieron que se acercaba la Policía Metropolitana.
-¡Salgan por las buenas o las malas porque las vamos a cagar a palos! Tienen cinco minutos para salir –les ordenaron.
Las más chicas -Ivana (15 años), Brisa (14 años) y Luján (14 años)- decidieron salir, pero el resto siguió firme. La policía comenzó a tirar gases lacrimógenos y balas de goma. A las que se resistieron, las levantaron a la fuerza. Un bebé lloraba por el gas. A Nadia la patearon por el piso. Ella intentó defenderse como pudo.
A los hombres los tiraron contra la pared y los revisaron. Ninguno tenía armas. Algunos vecinos se acercaron a ayudar. Tiraron piedras contra la policía. Angel Marín, un vecino que escuchó a las chicas y se acercó a socorrer a una de ellas, fue detenido. La policía tiró hacia los edificios del fondo. Las jóvenes Yoana Pintos (20), Carla Pintos (18), Aldana Coria, Gisela Quintana (26) y Yanina Maciel, fueron detenidas y llevadas a la comisaría 4ª.
“Lo hicimos para reclamar. Si vos no te hacés escuchar haciendo un piquete o algo, nadie te da bola, sólo te juzgan y te dicen que sos un negrito villero”, explicó luego Emanuel, novio de Carla Pintos. “No es ilegal que una se preocupe por sus hijos”, agregó Nadia.
“¿Por qué esa humillación que le hacen a la gente?”, insistía una vecina del barrio lindero Piedrabuena, que se acercó para solidarizarse con las jóvenes.
Según dijo la mamá de Nadia, que está en la comisaría esperando la libertad de sus otras dos hijas, en este momento la policía está haciendo averiguación de antecedentes. Si todo va bien, calcula, en las próximas horas tendrá a sus hijas de regreso en el hogar.
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A pocas cuadras del barrio Pirelli, cruzando el Parque Indoamericano, está la toma de Villa Soldati. Las chicas que fueron parte de la toma de Lugano insisten en remarcar que su problema es diferente. “Los de Soldati ya tienen casas, es cualquiera. Ellos se meten para vender. Nosotros queremos vivir sin que una familia esté encima de la otra”, aclararon, mientras esperan novedades sobre sus compañeros detenidos.
Jorge Diessler, exconsejero vecinal del barrio, agregó: “Acá la gente está hacinada. Hay tres o cuatro generaciones en una misma casa. Si permiten una toma, la gente dice ‘vamos a tomar todo`”.