La Cámara Federal de Apelaciones de Salta confirmó el procesamiento a una mujer que trajo engañada dos veces, desde Bolivia, a una nena de 14 años. Para ingresarla al país falsificó su documento.
D.A.Q. tiene 14 años. Nació en Cochabamba, Bolivia, y el año pasado cruzó dos veces la frontera con Argentina. La primera vez Martha Aguilar la trajo engañada. Le dijo que iba a trabajar como niñera, pero cuando llegaron a Liniers tuvo que hacerlo como moza, por un plato de comida. Su padre hizo la denuncia y pudo regresar.
Un mes después, Aguilar volvió a buscarla, dijo que le debía el dinero de los pasajes y de la estadía. En ese nuevo viaje, D.A.Q. contó lo que le estaba pasando en un control de la Gendarmería Nacional. Ahora, la Cámara Federal de Apelaciones de Salta confirmó el procesamiento de Aguilar por el delito de trata de personas.
El 20 de noviembre de 2013, en un operativo de rutina personal de Gendarmería Nacional, controló a un ómnibus procedente de La Quiaca con destino a la Ciudad de Buenos Aires. Cuando se acercaron a las butacas 7 y 8, se dieron cuenta que Aguilar estaba nerviosa y la nena que la acompañaba no aparentaba los 20 años que figuraban en el documento que les mostró, que finalmente resultó falso. Entonces, apartaron a D.A.Q., y la chica llorando les pidió ayuda.
Les contó que quería volver a su casa en Bolivia y que Aguilar la llevaba “de manera involuntaria” para obligarla a trabajar, “por ninguna paga” como moza en una casa de comidas que tenía en el barrio porteño de Liniers. La mujer, negó que viajaran juntas, pero durante la instrucción se demostró lo contrario.
D.A.Q. reiteró ese relato en cámara Gesell con la asistencia de psicólogos. Contó que la mujer quería que ella le devolviera “con trabajo el dinero gastado en pasajes y en el trámite de la cédula falsa”. También contó que ese mismo año, en el mes de septiembre había estado trabajando en ese mismo bar, con otras dos chicas, también de nacionalidad boliviana y que una de ellas estaba embarazada. Indicó que luego de estar un mes en Argentina, debido a una denuncia que efectuó su padre, volvió a Bolivia junto a un hijo de Aguilar. Pero a los días Aguilar se volvió a comunicar con su madre y la fue a buscar otra vez.
La licenciada en psicología Verónica Olguín dijo que, durante la entrevista en cámara Gesell, el “lenguaje corporal no verbal” de la niña puso de manifiesto que padeció “situaciones de gravedad”: “el frotado intenso y repetidas veces de manos, el entrecruzado de brazos, el tapado de su boca cuando se refería al trato que Aguilar tenía para con ella, su bajada de cabeza estremeciendo la expresión de su rostro, denotando bronca y desilusión, signos de tensión, nerviosismo y angustia” cuando se refería a la imputada, y fueron considerados por los camaristas como indicios ciertos “sobre la responsabilidad de Aguilar”.
Con estos datos, los camaristas Jorge Luis Villada y Miguel Antonio Medina confirmaron el procesamiento de Aguilar, en orden al delito de captación y transporte de personas con fines de explotación, doblemente agravado porque la víctima es menor de edad y por el uso de amenazas. La prueba esencial para concluir sobre la responsabilidad de Aguilar, surgió del relato que la niña realizó en cámara Gesell. Los jueces además confirmaron que la mujer siga con prisión preventiva porque tiene “un antecedente por un hecho similar en un juzgado federal de Buenos Aires”.