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La quinta audiencia del juicio por el cuádruple crimen de La Plata tuvo a dos protagonistas clave: las hermanas Faes, amigas íntimas de Bárbara Santos, una de las víctimas. Por el hecho están imputados Osvaldo "El Karateca Martínez" –ex pareja de Bárbara- y Javier "La Hiena” Quiroga –un albañil que hacía arreglos en el departamento-. Sofía Faes dio detalles ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 3 de la relación de la pareja a la que definió  como “normal” en un principio, “pero con el transcurrir del tiempo la relación dejó de serlo porque él se tornó posesivo, la trataba como un objeto, con la salvedad de que si ella necesitaba algo, él siempre estaba”. Agregó que era celoso, desconfiado y que tenía un control permanente sobre ella. “Supe por Bárbara que la llegó a insultar tratándola de ‘trola’”, agregó. Sin embargo, la testigo aclaró que “nunca” tuvo “conocimiento” de agresiones físicas.

Sofía Faes dijo haberse sentido “sugestionada” por lo que los medios dijeron del crimen y que dejó de saber del caso para preservar su estado de salud. Dijo, además, haber sentido miedo por su cercanía con las víctimas, razón por la que se fue  del departamento donde vivía, ubicado a  una cuadra de donde ocurrió el cuádruple crimen. Su testimonio comprometió al “Karateca” aunque cuando el defensor del imputado le preguntó si creía que Martínez la hubiera matado con la saña que describieron los medios de comunicación, fue contundente: “No, no creo que él la haya matado”.

De ese modo, la parte acusatoria contra Martínez volvió a tener un duro revés, tal como ocurrió a fines de la semana pasada, cuando declaró Cristian Méndez, jefe de la división Casos Especiales de la Policía bonaerense. Méndez, que además es licenciado en Criminalistíca y tiene veinte años de experiencia laboral en escenas criminales, complicó la situación de “La Hiena” Quiroga –cuyo ADN es el único que se encontró en el departamento- al declarar: “Tenemos rastros que implican a una sola persona. La evidencia física de una sola huella de calzado y un único ADN masculino en la escena del crimen nos indican que actuó una sola persona”. Es decir: no convalidó la hipótesis del fiscal Garganta, que cree que hubo una coautoría entre Martínez y Quiroga en la planificación y la ejecución de la masacre.

Luego de Sofía Faes  fue el turno de Tatiana, su hermana, quien agregó más datos. “No tenía mucha conversación con Bárbara, pero ella me contó que Martínez  era muy posesivo, y una vez cuando se juntó con sus amigos, él la esperó en la esquina de la casa. Eso lo sabía porque ella me lo contó. Nunca los vi pelearse”. La testigo varias veces dijo  “no recordar” lo que se le preguntaba porque el hecho la había traumado. "Me anuló", dijo.

Tatiana reconoció que, aunque no se llevaba bien con Martínez, "simplemente no teníamos feeling”, afirmó,  la ex pareja de su amiga tenía una "muy linda relación con Micaela”, su hija, que también fue asesinada la noche del 26 de noviembre de 2011.

En la jornada de hoy, también  declararon cuatro vecinos del departamento donde vivían las víctimas. Dijeron que la vereda del edificio estaba mal iluminada, aunque la noche del crimen estaba clara por la luz de la luna. Sus dichos serán tenidos en cuenta por el Tribunal cuando mañana declare Marcelo Tagliaferro, el remisero que llevó a la cuarta víctima, Marisol Pereyra, hasta el departamento y que dijo haber visto a Martínez en la escena del hecho. Tagliaferro, testigo preferencial del fiscal, declarará mañana en otra jornada clave, y está acusado de falso testimonio. También se espera que testimonie Víctor Chavarría, ex marido de Pereyra, quien fue denunciado por su ex esposa en la comisaría de Los Hornos, al menos, en tres ocasiones por violencia doméstica. Además, se sospecha que Chavarría tuvo acceso al trágico PH de La Loma, donde habría realizado refacciones.

Ayer, había sido el turno de Mabel Susana Pontiroli, su esposo Rubén Edgardo González y el hijo de ambos, Facundo Ezequiel González, que viven en el departamento lindero al de las víctimas. Ellos fueron los que hicieron la denuncia policial cuando encontraron la puerta semiabierta del departamento de las víctimas y huellas de sangre en el pasillo el día posterior a la masacre. Dijeron que aquella macabra noche escucharon ruidos pero no le dieron mayor importancia. En el complejo había roedores y creyeron que sus vecinas estaban persiguiendo alguno. Pontiroli, además, detalló que escuchó un grito de mujer, desgarrador, pero pensó que era “un chillido” que habría lanzado alguna mujer  “al encontrar una rata”. Y que luego vio a “una sombra”: como si alguien hubiera salido del departamento a abrir la puerta del pasillo. Esa sombra podría haber sido la del asesino.

Por el cuádruple crimen están imputados Osvaldo "El Karateca Martínez" y Javier "La Hiena” Quiroga. Ambos están siendo juzgados por las muertes de Bárbara Santos, de 29 años; su madre Susana De Barttole, de 63 años; su hija, Micaela Galle, de 11; y su amiga Marisol Pereyra, de 38. Las mujeres fueron encontradas asesinadas a golpes y cuchilladas. El hecho ocurrió el 26 de noviembre de 2011 y es conocido como "La Masacre del barrio La Loma", y a opinión de cada una de las partes, es "histórico".

En la primera audiencia del juicio, el fiscal Álvaro Garganta anticipó que el proceso demostrará cómo es que “El Karateca” y “La Hiena” planearon el asesinato. Su hipótesis plantea que hubo una "coautoría" en el cuádruple crimen.  En ese sentido, el principal dilema del juicio será despejar un interrogante esencial: ¿Por qué mataron a las cuatro mujeres? ¿El móvil fue uno sólo o fueron varios? ¿Hubo un motivo sentimental, de venganza o de robo?

Al llegar a la escena del crimen, los policías encontraron en el living el cuerpo desnudo de Santos. Se presume que habría sido sorprendida por su asesino cuando se duchaba. Su cuerpo recibió más de 40 golpes. En la cocina, fueron hallados los cadáveres de Pereyra y De Barttole, mientras que la niña fue encontrada asesinada en uno de los dormitorios, sobre una cama de dos plazas. En una de las manos de la nena había un celular, con el que llamar a familiares para pedir auxilio. Los vecinos que llamaron a la Policía relataron  que la noche del 26 de noviembre habían oído "gritos de mujer" pero pensaron que "habían encontrado una laucha y la estaban  tratando de cazar" ya que días antes habían visto ratas en el lugar.

Martínez, de 30 años, llegó al juicio en libertad, mientras que Quiroga, de 35, se encuentra detenido en la Unidad 9 de La Plata.