La iniciativa cuenta con el aval de todo el arco político. Establece la expropiación de los terrenos donde se levantan las torres y otorga una pensión de seis mil pesos a los familiares de las víctimas.
El primer aniversario de la tragedia por el derrumbe del edificio en Rosario, donde murieron 22 personas, se cumplirá en menos de una semana. Mientras se debate qué hacer en el lugar en el que se levantaban las tres torres avanza en la Legislatura provincial el proyecto para expropiar los terrenos y otorgar una pensión de seis mil pesos a los familiares de las víctimas.
La propuesta cuenta con el aval de todo el arco político. Según adelantó la diputada del PRO Alejandra Vucasovich, la iniciativa ingresará en las próximas horas en la Legislatura provincial. La expropiación del predio ya cuenta con el aval del Concejo de Rosario, que declaró de “interés municipal” la propuesta.
El proyecto se basa en un pedido de algunos de los familiares de las víctimas fatales de la explosión del edificio, que proponen que se construya una plaza pública que recuerde a los 22 fallecidos. La idea es que en el lugar funcione un espacio en el que se realicen charlas, eventos y actividades artísticas.
Según explicó Vucasovich, la aseguradora pagó a los propietarios una parte de lo que perdieron, por lo que el gobierno provincial deberá abonar solo el precio del terreno. “El valor del metro cuadrado se va a fijar de acuerdo a la valuación inmobiliaria menos ese importe. Y así el dinero que deberá aportar la provincia va a ser mucho menos”, explicó la diputada.
El 6 de agosto de 2013, a las 9:36 de la mañana, una explosión derrumbó una de las torres del edificio de Salta 2141, en la zona céntrica de Rosario. A fines de febrero pasado la jueza de Instrucción Nº 10 de Rosario, Irma Patricia Bilotta, procesó al gasista y su ayudante, a cinco empleados de la empresa Litoral Gas, a tres miembros de la administración del consorcio y a un técnico matriculado que había realizado reparaciones tiempo antes de la explosión. Para la fiscal Graciela Argüelles, el gasista es “el último eslabón de una cadena de responsabilidades”.