Las tres principales organizaciones narcocriminales de Rosario están en la mira de la Justicia Federal y la Unidad de Investigación Financiera. Además del clan de la familia Cantero, apuntan al empresario asesinado Luis Medina y a Delfín Zacarías, dueño de la cocina de cocaína más grande del país.
La hilera de pinos cubre casi totalmente una de las paredes laterales de la finca. En el terreno de tres hectáreas de la localidad de Pérez, a unos pocos kilómetros de Rosario, se levanta una construcción de 300 metros cuadrados cubiertos, una caballeriza con diez boxes, una pileta de natación con sistema de calefacción y otra más chica con la forma de la cara del Ratón Mickey. La lujosa mansión es uno de los 9 inmuebles de la banda Los Monos que la Unidad de Información Financiera (UIF) tiene en la mira. No es el único expediente en el que el organismo nacional es querellante: en la Justicia Federal de Rosario hay tres causas en las que se investiga a las tres organizaciones narcocriminales más importantes de la ciudad por “lavado de activos”.
Los tres expedientes tramitan en el Juzgado Federal N°3, a cargo de Carlos Vera Barros, aunque las investigaciones están delegadas en las fiscalías. Además de Los Monos, la Justicia investiga las estructuras de blanqueo montadas por el supuesto empresario narco Luis Medina, asesinado a fines de 2013 junto a la modelo Justina Castelli, y Delfín Zacarías, dueño de la cocina de cocaína más grande del país.
La plata de Los Monos
“La causa Los Monos se inició cuando el tribunal provincial remitió, después que se firmó el juicio abreviado, lo que podría derivarse por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero”, explicó el juez Vera Barros a Infojus Noticias, en referencia al acuerdo en el que 14 miembros de la organización –entre ellos su líder, Ariel Máximo Cantero, alias “Guille”- acordaron penas de 3 a 9 años por asociación ilícita, tenencias de armas y un homicidio.
Según explicaron a esta agencia fuentes de la UIF, el organismo que dirige José Sbatella, “la banda Los Monos se estructura como una asociación ilícita destinada al tráfico de estupefacientes, homicidios, cohechos y delitos varios”. Para blanquear el dinero la organización montó una estructura que incluía la compra de bienes registrables, “derechos económicos sobre jugadores de fútbol a nombre de terceras personas, constitución de plazos fijos, compra de moneda extranjera y acreditaciones de cheques de terceros con retiro en efectivo”, detallaron desde el organismo.
En el expediente, que todavía se encuentra en una etapa inicial, figuran 46 automóviles –en su mayoría de alta gama-, cuatro motocicletas y por lo menos nueve inmuebles. Entre estos últimos se cuenta la mansión de Pérez, que el jefe de la banda registró a nombre de su pareja, Vanesa Barrios. Según detallaron fuentes judiciales, los investigadores apuntan al menos a una veintena de miembros de la banda.
El empresario de las concesionarias y los boliches
El empresario Luis Medina, alias el “Gringo”, supo gambetear a la Justicia con elegancia. Millonario, de 42 años, perfil bajo y buen vestir, era señalado en voz baja como uno de los narcotraficantes más importantes del sur santafesino. Su nombre apareció en los medios cuando la Justicia lo investigó por el atentado a la casa del gobernador santafesino, Antonio Bonfatti.
Medina fue asesinado el 28 de diciembre de 2013 junto a la modelo Justina María Castelli, de 23 años. Cuando llegó la policía encontró su cuerpo tendido frente al volante de un Citroën DS 3 rojo con 20 orificios de bala en el cuerpo. La mujer estaba tirada en el asfalto, a unos metros del auto.
Legalmente, el Gringo era dueño de una concesionaria de autos en la zona oeste de la ciudad y un lavadero de autos. Para los investigadores, también era propietario de la franquicia rosarina del boliche Esperanto, en el que invirtió más de un millón de dólares.
Según la UIF Medina lideraría “una banda criminal dedicada al tráfico y comercialización de estupefacientes”. Además, habrían creado “tres sociedades comerciales con fondos que se suponen de origen ilícito”. Del análisis de los antecedentes patrimoniales del empresario y los demás integrantes de la organización surge que no existen “actividades lícitas que permitieran justificar el origen y licitud” de ese dinero, explicaron desde el organismo.
Operativo Flipper
En la quinta de Funes en la que detuvieron a Delfín Zacarías –de 50 años- funcionaba la cocina de cocaína más grande del país. En un chalet de dos pisos de esa localidad del sur santafesino, los agentes de Drogas Peligrosas de la Policía Federal encontraron un enorme laboratorio: además de los 69 panes con 300 kilos de cocaína, secuestraron varios kilos de pasta base, 26 bidones con dos mil litros de precursores químicos, prensas hidráulicas, termoselladoras y una secadora industrial importada de Alemania.
En el “Operativo Flipper”, en el que fueron detenidas 14 personas y se secuestraron 14 autos, participaron el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, y el entonces jefe de la Procuraduría contra el Narcotráfico (Procunar), Félix Crous.
Entre diciembre de 2008 y el mismo mes de 2009, Zacarías compró 36 inmuebles, entre terrenos y viviendas. En total su familia tiene 40 viviendas y 24 vehículos, entre ellos un BMW modelo 2011, un Audi TT modelo 2012 y dos motos BMW. El hombre no figuraba inscripto en la AFIP y su esposa estaba anotada como monotributista en la categoría C.
Según explicaron desde la UIF, los miembros de la banda y algunos prestanombres adquirieron más de 30 cocheras y una gran cantidad de autos de alta gama. También manejaban “dos empresas, las cuales utilizaban para blanquear el dinero ilícito”, indicaron.
SO/PW