Lo dijo a Infojus Noticias el fiscal Miguel Ángel Palazzani. Él y el fiscal José Nebbia pidieron el procesamiento de Vicente Massot por crímenes de lesa humanidad y genocidio. El dueño del diario bahiense debió enfrentar la segunda declaración indagatoria.
A Vicente Massot no le esperan buenas noticias. Después de la segunda indagatoria efectuada por el juez subrogante Álvaro Coleffi, el empresario periodístico volvió a acumular pruebas en su contra. En las últimas horas, los fiscales Miguel Ángel Palazzani y José Nebbia pidieron su procesamiento por crímenes de lesa humanidad y genocidio. "La Nueva Provincia (el grupo) hizo otra cosa que periodismo", dijo a Infojus Noticias Palazzani, que hizo foco en su rol como directivo del medio.
En un extenso documento, los fiscales analizaron los editoriales del diario, describieron las tareas de acción psicológica desarrolladas por el grupo mediático durante la represión ilegal y abordaron la labor de Massot en el secuestro y asesinato de los obreros gráficos del diario, Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola. En las próximas horas, el juez Coleffi, deberá resolver la situación del imputado. "Por más que la etapa procesal no lo requiera, tenemos la certeza de la responsabilidad penal del multimedios y de la participación criminal. La Nueva Provincia fue el guion del terrorismo de Estado y del genocidio perpetrado en Bahía Blanca y la región”, dijo Palazzani.
Según se detalló en el dictamen, la imputación dirigida contra el empresario periodístico -entonces integrante de un grupo de cuatro personas que tomaban las decisiones más importantes de la empresa- es por su actuación como coautor de los secuestros, torturas y homicidios de 36 víctimas, a raíz de los "aportes esenciales" prestados a la acción psicológica, y coautor del delito de instigación al genocidio, en el marco de una asociación ilícita. La presentación realizada ante Coleffi tiene casi 700 carillas y constituye un minucioso estudio de la prueba recolectada en los últimos meses, especialmente las ediciones de La Nueva Provincia de la última dictadura cívico militar.
Los fiscales trazaron un paralelo entre el discurso de las Fuerzas Armadas y la posición ideológica del medio. En esta línea, analizaron las publicaciones a la luz de los reglamentos que fijaban la actuación de los represores “en el plan criminal de exterminio” y mostraron la compatibilidad de las editoriales periodísticas con la denominadas "tareas de acción psicológica" dispuestas por los manuales castrenses para “captar la simpatía y el acompañamiento de la sociedad en la tarea genocida”.
Para los investigadores, Massot tuvo un rol fundamental “como legitimador, encubridor e instigador” de la represión militar. "Esa comparación nos permite afirmar que, muy por el contrario de lo que sostuvo el imputado en su declaración indagatoria, el discurso de incitación al genocidio no sólo fue abrumadoramente mayoritario, sino que adquirió niveles extremos de intensidad, tanto en la gravedad del mensaje -el aniquilamiento total y definitivo en todos los campos de la sociedad- como en su poder de inserción en el público”. Y subrayaron: "No nos cansaremos de repetir la identidad que encontramos entre las directivas castrenses de la época, en cuanto a 'objetivos' y 'blancos', 'oponentes', y los editoriales de La Nueva Provincia".
A la hora de detallar la acción periodística, destacaron que en los dos primeros años de la dictadura, el 80 por ciento de los editoriales hicieron eje en la "guerra sucia", el "aniquilamiento", "delincuente subversivo", "no quedarse a medias tintas", entre otras fórmulas repetidas, como "eliminación total", "enemigo" y "aniquilar las causas y no sólo los efectos". El análisis les permitió a los fiscales descartar "de plano" que el accionar del grupo empresario se hubiera encuadrado en el marco de "la libertad de expresión" y remarcaron que se constituyó en una serie de "conductas criminales".
El rol del diario, argumentaron, fue clave para legitimar el plan criminal de la dictadura. “El hartazgo, la repetición y el continuo machaque, no eran actitudes espasmódicas editoriales, sino que respondían a un plan de acción psicológica prefijado y que era condición de posibilidad de la realización material de los actos concretos sobre las personas”, dijo Palazzani. En este sentido, remarcó que "no fue un diario que reprodujera sólo comunicados, describiera actos militares, o sólo propalara el mito de la 'guerra sucia'", sino que "sostenía la ficción de la 'guerra sucia' -incluso cuando la guerrilla estaba desarticulada- extendiendo el concepto de 'subversivo' –y por tanto susceptible de ser aniquilado– a todo aquél que no respondiera a su mirada de lo que –en su imaginario– debía ser el 'ser nacional', la 'Nación histórica' o cualquier otro concepto similar".
Sobre la política de exterminio impulsada por el diario, los fiscales identificaron diferentes momentos: "hasta fines de 1976, el foco discursivo descansó, sobre todo, en la limpieza ideológica de las universidades, y particularmente de la Universidad Nacional del Sur", precisaron. Y luego agregaron que "el discurso se fue especificando con un llamado a la represión en los restantes niveles educativos. Así, seguiría con la denuncia de subversión ideológica en los colegios secundarios, para llegar a reclamar, hacia la segunda mitad de 1977, que la tarea de limpieza se extendiera a los jardines de infantes".
Este último aspecto, por ejemplo, apareció en un editorial del 29 de agosto de 1977 que comienza con la manifestación del arzobispo de San Juan acerca de "las nuevas formas de agresión marxista", que el diario toma para señalar que "es obvio que el arzobispo tiene conciencia del problema de la infiltración marxista en las universidades y en las escuelas, pero su denuncia toca un muy delicado nivel de la educación: la enseñanza en los jardines de infantes. Un crimen así no debe tolerarse aunque se manifieste en un solo caso […] De hecho, tales circunstancias proyectan un interrogante insoslayable: ¿qué es lo que se está haciendo en este sentido?", citaron los fiscales.
En efecto, remarcaron los fiscales, el rol del diario en las tareas militares de acción psicológica fue resaltado por los propios órganos de inteligencia, que "definían a la empresa de los Massot como el 'único medio real de difusión' de la región, 'único objetivo de valor en Bahía Blanca' y un 'medio de difusión fundamental'". Con esos elementos, concluyeron que "la familia Massot era esencial y sus aportes infungibles –por su condición de multimedios monopólico- para esta tarea en la ciudad de Bahía Blanca y su zona de influencia".
Además, en el pedido de procesamiento, los fiscales citaron una entrevista que Massot brindó en 2007, en la que se ubica como "correo" de los comandantes del Cuerpo I y V del Ejército, Carlos Guillermo Suárez Mason y René Azpitarte: "A mí no me lo contó nadie, yo lo viví a eso. En un momento me llama Suarez Mason y me dice 'te pido Vicente que vayas a verlo al Vasco Azpitarte, en Aeroparque tenés el boleto de ida y vuelta. Andá y decile al Vasco que lo quieren rajar a fin de año, que la Junta de Calificaciones, o lo que está manejando Videla y Viola, lo quieren rajar, y tenemos que hacer algún tipo de plan para tratar de mantenernos. Decile que vas de parte mía y que él sabe cómo comunicarse’. Yo fui y se lo dije a Azpirtarte", relató el director del diario, en una anécdota que reveló el nivel de consideración que tenía por entonces entre los altos jefes de la represión ilegal.