Franco Casco, igual que Luciano Arruga, fue visto por última vez en la comisaría 7° de Rosario. Después de buscarlo tres semanas, su cuerpo apareció ayer en el río. "Vamos a seguir investigando hasta saber qué pasó", dijo hoy la fiscal Mariana Prunotto.
"La investigación sigue abierta. No se descarta ninguna hipótesis. Vamos a seguir investigando hasta saber qué pasó", dijo hoy la fiscal Mariana Prunotto, tras confirmarse esta mañana que el cadáver que encontraron ayer en el río Paraná es el del joven Franco Casco. Lo dijo en declaraciones a la prensa en el Instituto Médico Legal de Rosario junto al médico forense Raúl Rodríguez, quien realizó la autopsia al cuerpo de Casco. Y remarcó que el expediente por la muerte de Casco, al confirmarse su muerte violenta, pasará a otro fiscal.
Para la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), a cargo de Abel Córdoba, el crimen de Franco se trata de un posible caso de "desaparición forzada". Es por eso que ayer presentó un habeas corpus, y hoy realizó una denuncia ante el juez Federal Carlos Vera Barros. Pidieron que el caso sea investigado por la Justicia Federal. Además, en el escrito exigieron que se aparte de la causa a la policía santafesina.
La Procuvin, también, ofreció como perito de parte a Virginia Creimer, quien también participó en la exhumación y las pericias al cuerpo de Luciano Arruga.
El primer examen determinó que no había signos de violencia en el cuerpo, pero los especialistas realizarán una reautopsia mañana "para brindar la mayor transparencia posible y dejar tranquila a la familia ", sostuvo el médico forense.
"Ayer encontramos un cuerpo en el río que hoy fue reconocido por los padres de Casco. Por lo tanto tenemos un reconocimiento positivo. Sin embargo, se van a reservar muestras para hacer un informe de ADN", dijo la fiscal a la prensa".
Por su parte, el médico Rodríguez, quien realizó la autopsia, ratificó que el cuerpo se encontraba en avanzado estado de putrefacción, con un estado de maceración como producto de haber estado tanto tiempo en el agua. "Eso hace imposible detectar la causa de muerte. Hoy no hemos observado ningún signo objetivo de lesión externa en el cadáver. Se han realizado todos los estudios radiográficos. No hemos detectado ninguna lesión ósea de origen traumático. Se han sacado muestras de tejido que se analizarán en Buenos Aires. También se extrajeron muestras de lo que ha quedado en la cavidad cardíaca para hacer estudios de plancton", detalló Rodríguez.
El forense agregó también se tomaron muestras de hígado para realizar estudios toxicológicos, muestras de cuellos para ver si hubo alguna lesión a nivel de los elementos óseos cartilaginosos. Los resultados de esos estudios demorarán unos días.
La sospecha sobre la policía
La investigación por la desaparición de Franco Casco pasó ayer de la ilusión a la desesperación más absoluta. A primera hora el secretario de Control de Fuerzas de Seguridad Ignacio Del Vecchio anunció que tres testigos aseguraron haberlo visto el último domingo en una iglesia evangélica de Cafferata al 500, a dos cuadras de la seccional 7º donde fue visto con vida por última vez. Pero sobre el final de la tarde, en plena audiencia judicial con todas las fuerzas de seguridad que buscan a Franco, presidida por el juez Hernán Postma, el jefe de la Prefectura informó sobre hallazgo de un cuerpo "de mediana edad, vestido solo con un vaquero azul". El dato de que el cuerpo tiene un tatuaje con el nombre “Thiago” no pasó desapercibido para nadie: el joven desaparecido tiene un hijo con ese nombre.
Franco tenía 20 años y desapareció hace tres semanas en Rosario, adonde llegó desde Florencio Varela para visitar familiares. La que última vez que lo vieron estuvo en una comisaría. Su mamá, Elsa Godoy, lo buscó en comisarías, hospitales y morgues. Sólo pudo confirmar que estuvo detenido en la 7 º y, luego, desapareció. El joven de 20 años hacía changas como albañil junto a su padre y no tenía antecedentes penales.
“Se trata de un caso de desaparición forzada y de violencia institucional”, explicó Ganón a Infojus Noticias. El defensor general que acompañó a Elsa. El 6 de octubre Franco había llamado a su madre desde Rosario. “Al otro día tenía que tomarse el tren. Lo fui a buscar a Retiro y nunca apareció”, contó. A partir de ahí, la tía de Franco fue hasta la comisaría 20 donde quiso radicar la denuncia por “averiguación de paradero” y le dijeron que tenían que esperar 48 horas, una disposición que no figura escrita en ningún protocolo formal.
Ante la falta de respuestas, primero viajó su papá a Rosario y a los pocos días la mamá. Pegaron carteles con la cara de su hijo y un teléfono. Esos panfletos sugestivamente fueron desapareciendo. Lo buscaron por todos lados hasta que dieron con el dato: Franco había pasado por una comisaría antes de desaparecer.
Según la versión policial el martes 7 de octubre Franco estuvo detenido en la 7ª entre las 13 y las 22. Fue arrestado por presunta "resistencia a la autoridad" por haber intentado tirar un adoquín a un móvil policial. Franco figuraba en el libro de entradas de la delegación con el apellido materno. La salida la autorizó el fiscal de turno, Álvaro Campos. Y, según el legajo policial, Franco firmó cuando se fue. La madre vio esa información y sospechó de su autenticidad. “No es la firma de mi hijo”, denunció. Los policías contaron que Franco estaba “como perdido” cuando lo detuvieron y que se fue caminando de la seccional. Elsa fue varias veces a esa comisaría y le negaron información. “No me dejaban ver el libro de ingresos. No me decían nada”, contó. Ayer, en la Fiscalía Regional Elsa vio las fotos de su hijo que están en la causa y que retratan su paso por la comisaría: Franco está golpeado.
El fiscal rosarino Guillermo Apanowicz es quien encabeza la investigación. El operador judicial espera las declaraciones de policías y presos de la comisaría para poder reconstruir qué pasó el 7 de octubre. Además, pidió el informe médico policial del chico, porque no figura en el legajo y es "obligatorio" por protocolo. En la comisaría anotaron que el chico llegó hasta ahí con el labio lastimado, sin embargo, en las imágenes que figuran en el legajo se lo ve más golpeado.El fiscal, también, pidió las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona de Cafferata al 300, donde está ubicada la comisaría.