Diez abogados se negaron a defender a Julio César “Tyson” Aldecoa, acusado por el doble crimen del intendente Hugo Rodríguez y Héctor Álvarez, jefe del Taller Protegido. La causa se reactivó cuando Daniela Cangiano decidió tomar su caso.
A cinco meses del doble crimen que la costó la vida al intendente de Lobería, Hugo Rodríguez, y al jefe del Taller Protegido, Héctor Álvarez, la causa cobró impulso. El acusado Julio César “Tyson” Aldecoa carga el estigma del destierro. Se nota no sólo en las calles de Lobería, sino también en la negativa de los abogados a la hora de defenderlo. Diez profesionales ya dieron un paso al costado. Seis de ellos son miembros de la defensoría oficial, los otros cuatro, de la matrícula de Necochea.
Entonces: hasta el 10 de febrero la causa estuvo paralizada. Ese día, el azar colocó a Daniela Cangiano en el lugar que menos pensaba: sería la abogada del hombre condenado al olvido. A diferencia de sus colegas, decidió tomar el caso. “A esta designación como defensora ad - hoc, solo se puede excusar con una razón que incluya la vinculación con alguna de las partes, cosa que no se da en mi caso. Creo firmemente en el precepto del artículo 18 de la Constitución Nacional por proveer de inviolable defensa en juicio a la persona y a sus derechos”, dijo Cangiano a Infojus Noticias.
De qué hablamos cuando hablamos de alevosía
Casi nadie discute la autoría del hecho: las pruebas indican que Julio César “Tyson” Aldecoa es el asesino. Sin embargo, el debate entre la parte acusadora y la defensa está en determinar en qué carátula se inscriben los hechos ocurridos la noche del 19 de octubre de 2013. Para la fiscal Eugenia Quagliaroli no hay dudas: “Doble homicidio doblemente agravado por el uso de arma y por alevosía”. Pero la doctora Cangiano se opone a esa calificación. Según entiende, en este caso no están dados los elementos necesarios para acreditar la alevosía. Por eso presentó su desacuerdo en un escrito ante el Juzgado de Garantías 1 de Necochea, a cargo de Guillermo LLudgard. “Para que exista el agravante de alevosía, se deben dar supuestos objetivos y subjetivos en forma concomitantes: indefensión de la víctima y la intención del actor de obrar sobre seguro. Las testimoniales recabadas, pericias médicas, levantamiento de evidencias –entre otros elementos- sugieren que el agresor obró en forma impulsiva”, argumentó la defensora.
El fallo de Garantías echó por tierra esos fundamentos y se apegó a la hipótesis del Ministerio Público: Aldecoa actuó amparado en la oscuridad y con el factor sorpresa a su favor, disparando a distancia, oculto entre los árboles de un terreno lindero al Parque Municipal Narciso Del Valle, provocando así la plena indefensión de las víctimas. La defensa apeló y la Cámara de Garantías emitió su fallo sobre el pedido de cambio de carátula. Consideró "inadmisible el recurso" ya que esta instancia - instrucción penal preparatoria- no implica un "gravamen irreparable". Según la defensora, el pedido volverá a hacerse durante el debate oral.
Desde que Tyson Aldecoa encontró una abogada, la causa comenzó a moverse. La fiscal Quagliaroli calificó de “muy importante” el trabajo de la defensora. Sin embargo, representar a Aldecoa le ha valió la desaprobación de la opinión pública. “Siempre existen resquemores, preconceptos. Pero entiendo que estas emociones no van a detener ni entorpecer la tarea de la defensa”, dijo Cangiano.
Mientras los tribunales de Necochea avanzan, Aldecoa está en la Unidad Penal N° 34 de Melchor Romero en La Plata. Allí lo trasladaron desde la Unidad Penal de Batán: había intentado autolesionarse apenas empezó a comprender lo que había hecho. Ahora Tyson aguarda que se defina su suerte camino al juicio oral y público.
Qué dice la reconstrucción de los hechos
El sábado 19 de octubre pasará a la historia en Lobería. Los vecinos recordarán qué estaban haciendo cuando se enteraron que el intendente Hugo Rodríguez y el director del Taller Protegido, Héctor Ávarez, habían sido asesinados en el circuito aeróbico del Parque Municipal. Tampoco olvidarán el nombre del asesino.
Julio César “Tyson” Aldecoa fue detenido minutos después. Un par de llamados a la policía y al 911 hablaban de disparos en la zona del parque. Pero otro llamado pedía un móvil para Francisco De Caso 150, la casa de Aldecoa, “un hombre herido”. Dos patrullas salieron a cubrir los hechos. La sorpresa fue enorme cuando los uniformados hallaron los cuerpos del intendente y su colaborador. Pero también para quienes acudieron a la casa de Aldecoa: con una carabina y un hacha, el cuerpo bañado en sangre, el ahora imputado por el doble crimen bajaba de una camioneta. En ese momento lo detuvieron.
Los investigadores aseguran que el doble crimen tuvo como primer motor una pelea. Fue cuando Aldecoa era funcionario municipal y se enemistó con su jefe, Silvio Vidal, hombre de confianza del intendente. El altercado empezó siendo político, después laboral y por último físico. Vidal fue mordido por Aldecoa en el entrecejo. Ahí surgió el apodo de Tyson. Después del incidente, Aldecoa pasó a “disponibilidad relativa”. Seguía cobrando su sueldo como empleado municipal, pero debía mantenerse alejado del lugar de trabajo y a 500 metros de Vidal. Dicen que por entonces trató de hablar con Hugo Rodríguez por lo que estaba pasando. Pero el intendente le soltó la mano. No solo por el altercado con Vidal: Lobería hablaba de que Aldecoa se había quedado con gasoil y herramientas del corralón donde se desempeñaba como jefe. Y para Rodríguez un funcionario que robaba, se quedaba afuera. La posibilidad de ser alejado de su puesto de trabajo, la indiferencia y el olvido de sus viejos compañeros, entonces, alimentaron el crimen.
La reconstrucción pericial del hecho dice que mientras Rodríguez y Álvarez caminaban por el parque, Aldecoa se agazapó entre los árboles del terreno lindero, apuntó con la carabina calibre 22 y disparó más de una vez. Álvarez recibió uno de los impactos; Rodríguez cuatro, algunos de ellos a corta distancia. Es que para asegurarse el resultado de su cacería –vale aclarar que el objetivo del asesino era el intendente–, no sólo se acercó y lo remató sino que además le asestó un hachazo en la cabeza. Después, con el trabajo hecho, se dio a la fuga. Al llegar a su casa, lo escucharon decir “me mandé una cagada, maté al intendente”.