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Infojus Noticias

27-11-2014|9:50|Femicidio Nacionales
El único acusado está procesado por matar “por odio de género”

Minuto a minuto, qué pasó en la madrugada que asesinaron a Nicole

Del procesamiento de Lucas Azcona, acusado del crimen, se desprende qué pasó en la madrugada del martes 15 de julio pasado, el día que la estudiante chilena fue asesinada en la puerta de su edificio. Con detalle casi milimétrico, el magistrado Luis Zelaya reconstruyó el crimen de la joven chilena después de cuatro meses y medio de investigación.

  • Foto: Captura de TV.
Por: Laureano Barrera

15 de julio de 2014

4.00

Lucas Azcona se levantó un poco antes de esa hora, como casi todos los días, porque debía viajar desde San Francisco Solano (Quilmes) hasta Constitución y de ahí a Caballito, donde funcionaba la clínica Julio Méndez en la que desde junio cumplía tareas de limpieza.

4.19

Azcona subió al ramal de la línea 148 que une San Francisco Solano con Constitución. Ese fue el último transporte público que abordó, al menos el último que pagó con su tarjeta SUBE.

5.40

Lucas Ariel Azcona salió de la boca del subte en la estación Castro Barros de la Línea A. Todavía no había amanecido y hacía mucho frío. Llevaba puesta una campera, un pantalón, borceguíes, un gorro de lana y una mochila. Todo de color negro: el atuendo con el que lo registraron 19 cámaras callejeras. Caminó por la avenida Rivadavia en la dirección del tránsito hasta la esquina de Quintino Bocayuva, donde una cámara lo captó a las 5.43. “Merodeó” unos minutos y volvió a los alrededores de la estación del subterráneo.

5.51

Nicole Sessarego Bórquez bajó de uno de los trenes de la línea A. Estudiaba periodismo y había llegado al país a principio de año, por un intercambio estudiantil. Esa noche había sido de distracción, en el Nigth club Severino, un pub del microcentro.

5.52

Nicole salió de las escaleras y asomó a la avenida Rivadavia. El aire limpio de la madrugada le golpeó la cara por última vez. Estaba sola. Azcona la vio a 20 o 25 metros de distancia. El juez Luis Zelaya cree que en ese momento exacto, como un rayo que le atravesó la razón, la eligió como su presa. Tal vez por su aspecto físico: joven, de cabellos largos y de contextura delgada. Como otra de las mujeres que dijo ser atacada por él, o como el tatuaje de mujer que lleva inscripto en la piel. Nicole cruzó Rivadavia y caminó hasta Quintino Bocayuva. Tomó Don Bosco y anduvo media cuadra más.

Entre las 5.55 y las 5.57

El primer horario es el de la última toma de Lucas antes del asesinato. El segundo, la primera toma posterior: la de la cámara M6 de la policía Federal, ubicada en avenida Rivadavia y 33 Orientales. En esos 120 segundos, Nicole pisó el palier de su edificio, donde alquilaba un departamento en la planta baja. Azcona la había seguido a una distancia cada vez más corta durante todo el trayecto, sin que Nicole lo notara: en las primeras imágenes, la joven le lleva 39 segundos de ventaja. En la última, antes del ataque, sólo 15. El homicidio de Nicole Sessarego Bórquez no quedó filmado porque la cámara que apuntaba a la cuadra de su casa no funcionaba. En el procesamiento, el juez presentó dos hipótesis sobre cómo y cuándo el perseguidor se abalanzó y le acertó a Nicole la primera puñalada, pero se inclinó casi totalmente por una de ellas.

Nicole ya había puesto la llave en la cerradura computarizada de su edificio cuando Azcona la tacó por sorpresa. El forense que estudió su cadáver estimó que la tenía de frente –su espalda contra el marco de la puerta- y que las once puñaladas fueron en menos de un minuto. Las heridas en el antebrazo izquierdo y la mano derecha sugieren que la muchacha intentó defenderse. Nicole tenía cortes en la cara, el tórax, los brazos y la última, el definitivo, en el cuello. Agonizando, logró abrir la puerta y cerrarla tras de sí con la cadera o la espalda, entrar al hall del edificio y desplomarse allí, donde una vecina –alrededor de las 6.00, según los cálculos que haría al declarar ante el juez- escuchó su último grito.

Entre las 6.30 y las 7

Azcona llegó a la clínica Méndez, su lugar de trabajo, con la mano derecha envuelta en una remera blanca ensangrentada y ensayó, por primera vez, una coartada: le dijo a una compañera –B.R.V, quien lo declaró en el expediente- que se había quedado dormido en el subte, y en la esquina de Yerbal y Rojas, al volver caminando, lo habían tajeado al querer robarlo. A la mujer le llamó la atención que tenía rastros de sangre en el cuello, como si se la hubiese querido borrar con la mano.

7.10

Dos vecinos de Nicole, del primer piso, bajaron al hall del edificio y encontraron su cadáver tendido en el suelo, y llamaron al 911.

Entre las 7 y las 7.30

La compañera de Azcona lo acompañó a la guardia de la clínica, donde lo desinfectaron y le vendaron el dedo índice de la mano derecha. Le dijeron que vaya a otro hospital donde lo cubriera la ART.

7.35

Un ambulancista del SAME (del interno 28) constató la muerte de Nicole.

8.35

Lucas Azcona subió al colectivo de la línea 57, probablemente hacia el hospital Sirio Libanés donde tenía la cobertura de la ART y le harían las curaciones a su herida.

Entre las 8.55 y las 9.00

La Unidad Criminalística Móvil de la policía federal y la Unidad Médico Forense de Investigación Criminal de la misma Fuerza, llegaron a la escena del crimen y constataron su “muerte violenta con una data post mortem de entre una y tres horas”.

09.11

Le suturaron la herida en el Hospital Sirio Libanés.

11.55

Azcona subió al subte de la línea D.

12.27

Abordó nuevamente una unidad de la línea A.

12.47

Se subió nuevamente al colectivo 148, presumiblemente de regreso a su casa, en Quilmes.

Un crimen de odio

Así, con detalle casi milimétrico, el juez Luis Zelaya reconstruyó el crimen de la joven chilena después de cuatro meses y medio de investigación, aunque sólo dos semanas después de encontrar la pista correcta. Durante unas semanas, estuvo detenido un ex novio turco de la víctima, pero tuvo que liberarlo por falta de pruebas: las pericias de sangre dieron negativo. Azcona se entregó por voluntad propia un sábado por la noche en una comisaría del Gran Buenos Aires. Iba acompañado de su padre, que esa misma tarde lo había reconocido junto su hija en las imágenes loopeadas en los noticieros televisivos. A partir de ese día todo fue vertiginoso para los investigadores: otras mujeres denunciaron ser acechadas y atacadas por el joven, y su sangre coincidió en más de un 99 por ciento con cuatro manchas “de color pardo rojizas” que la policía encontró en las paredes, el hall y la esquina de la casa de Nicole.

Según concluyó el juez, Azcona terminó con la vida de Nicole “por odio de género en su condición de mujer y mediando violencia de género”, y lo hizo además “por placer y aprovechándose del estado de indefensión de la víctima”.

Con las pericias genéticas y la autoría del móvil resuelta, el juez Zelaya se concentró en el motivo que lo llevó a Azcona a matar. La semana pasada, cuatro peritos psicólogos y psiquiatras del Cuerpo Médico Forense y de la familia Sessarego Bórquez lo entrevistaron durante cuatro horas. Los resultados fueron unánimes y concluyentes: Lucas Azcona tiene rasgos de un psicópata y comprendió “la criminalidad de sus actos” y “dirigía sus acciones” aquella noche. Alojado en el pabellón neuropsiquiátrico de la cárcel federal de Ezeiza, con denuncias de haber sido atacado por otros presos, Azcona espera con miedo que llegue pronto el juicio oral.

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