En tres de cinco casos, la denunciante no continúa el trámite ante la justicia por temores, complicaciones o desconocimiento, según la experiencia del equipo de Violencia Sexual del Programa Las Víctimas contra Las Violencias, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. El rol de los jueces.
Para Eva Giberti, coordinadora del Programa Las Víctimas contra Las Violencias, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, más de la mitad de las denuncias por abuso quedan en la nada. "Nuestro equipo, que trabaja en delitos contra la integridad sexual, recibe un promedio de cinco denuncias diarias solo en ciudad de Buenos Aires, y tres de los cinco no siguen adelante, con lo cual no hay intervención del juez, y se vuelven a su casa a seguir conviviendo con el abusador", precisó la experta.
Giberti reveló esta realidad en el marco de una problemática que "no sólo no mejora sino que se acrecienta" y que "cerca del 80 por ciento de esos abusos se da en el ámbito intrafamiliar, abusa el padre, abusa el abuelo, abusa el tío, abusa un hermano mayor".
La experta definió el abuso sexual como un "fenómeno de corrupción, de despotismo sobre la vida de los chicos", y precisó que "abuso es manoseo, es mostrar fotos pornográficas, es acercarse al chico de determinadas formas mediante seducciones, y también tenemos que hablar específicamente de violación e incesto a que son sometidos los niños desde que son bebés".
Frente a estas situaciones, dijo la experta en un diálogo con Telam, "la denuncia hay que hacerla, pero además hay que 'instar la causa penal' y esto quiere decir, porque muchas veces no se sabe qué significa, que se abre la causa en tribunales para que se investigue; luego se lo cita al sujeto denunciado, y por otro lado el niño o niña tiene una entrevista con psicólogos. Esto es lo que hay que saber, que no es cuestión de ir sólo a la comisaría sino que hay que seguir adelante con el trámite".
En este sentido, explicó que cuando se hace la denuncia "la policía tiene la obligación de llamarnos inmediatamente y somos las primeras personas que vemos al niño o niña antes de que vaya a tribunales, y tenemos una entrevista donde conversamos de cualquier cosa a 'tiempo libre'. Después se hace la denuncia delante nuestro, y mientras se llama al juez, pero la víctima de violación no queda jamás sola, siempre está con nosotras, nunca a merced de la policía".
El hecho de que muchas veces no se hace la denuncia ante un abuso sexual o no se continúa con la investigación, tiene que ver con "el miedo a lo que va a pasar, y lo que va a pasar es lo que tiene que pasar: que el sujeto abusador va a tener que tomar distancia, o sea va a tener que intervenir un juez", destacó Giberti.
No obstante, se lamentó de que "no contamos con todos los jueces que debemos contar porque hay determinados jueces, por no decir la mayoría, que -si bien éste es un dato estimativo porque es lo que tenemos visto- tienen la tendencia a decir que 'el chico miente'".
"O, como es una causa penal, -continuó- buscan pruebas de detalles y detalles, lo cual es una imposibilidad absoluta porque la criatura víctima de un delito de abuso sexual en el momento puede no fijar o no representar lo que le está pasando, su psiquismo no alcanza para generar el mecanismo que después le signifique un recuerdo exacto, entonces un día puede contarlo de un modo y al día siguiente distinto, que es lo que está esperando el juez para decir que ese chico está diciendo cosas que no son verdaderas".
En este marco, dijo que a pesar de "la Cámara Gesell y los peritajes, en donde queda demostrado que hubo abuso, el juez tiene la tendencia a desestimar esos informes y a decir que no, porque le falta el detalle tal y cual".
El juez sostiene esta postura porque "sabe que va a tener que detener a un padre de familia y no quiere hacerlo porque la cabeza patriarcal de algunos jueces no puede admitir que el padre de familia, que está sacralizado, sea sin embargo un miserable".
A su vez, muchas veces una mujer no quiere hacer la denuncia porque "sabe que se va a quedar sin marido, y eso no es tan sencillo cuando tenés cinco chicos y el que los alimenta es el padre. Pero tengamos en cuenta que ese hombre empieza abusando por uno y después sigue con los otros".
"Estos son los cuadros que vemos cotidianamente", enfatizó la especialista tras añadir que muchas veces "la familia no es lo que nos contaron que es".