Los jueces también ordenaron la detención de los cuatro imputados que estaban en libertad. El cerebro de la banda, el empresario y abogado Carlos Salvatore, siguió el juicio desde el penal de Ezeiza. Para los investigadores, encabezaba una “estructura criminal vertical, fuertemente organizada y coordinada”, según sostuvo el fiscal durante los alegatos.
El Tribunal Oral Federal de Resistencia condenó hoy a penas de hasta 21 años de prisión a los cinco acusados de la causa Carbón Blanco, en la que se investigó el envío de una tonelada de cocaína a Europa entre 2011 y 2012. Los jueces también ordenaron la detención de los cuatro imputados que estaban en libertad. El cerebro de la banda, el empresario y abogado Carlos Salvatore, de 58 años, siguió el juicio desde el penal de Ezeiza. A través de videoconferencia escuchó la lectura del veredicto: 21 años de condena por el delito de "asociación ilícita concurso real con el delito de contrabando de estupefacientes agravado por cantidad y pluralidad de partícipes".
Patricio Gorosito, un ex empresario futbolístico de Arroyo Seco (Santa Fe) recibió una pena de 19 años. Esta mañana, en las últimas palabras previo a la lectura de la sentencia, el hombre afirmó que en la investigación "faltan jefes y faltan 300 o 400 kilos de droga”.
Los jueces Eduardo Belforte, Luis González y Aldo Alurralde condenaron a 17 años a los comerciantes Héctor Roberto, de 61 años, y Héctor Pérez Parga, un año menor. El quinto acusado, Rubén Félix Esquivel -capataz de la planta de Carbón Vegetal de Quitilipi, Chaco, de donde salió la carga de cocaína- recibió la pena menor: 12 años.
El rol de los condenados
Para los investigadores, Salvatore encabezaba una “estructura criminal vertical, fuertemente organizada y coordinada”, según sostuvo el fiscal Carniel durante los alegatos. El funcionario judicial explicó que el acusado “tenía a cargo la tarea de supervisar, controlar, administrar, definir, organizar y financiar la realización de las operaciones". Además, destacó la “alta formación profesional” del abogado y empresario, que le permitió "poner en marcha y burlar los controles propios de la actividad ilícita" y disponer de los "recursos económicos y vinculaciones personales" para mantenerse prófugo.
[Ver más: Carbón blanco: la ruta del dinero narco]
Entre las pruebas valoradas se destacan las conversaciones telefónicas y vía mail entre Salvatore y Gorosito. Para los fiscales, el ex presidente del club Real Arroyo Seco tuvo intervención en el “control de la estructura tanto en Argentina como en Europa, donde coordina la recepción de los cargamentos de cocaína que viajaban encubiertos en bolsas de carbón vegetal”.
Varios años antes de caer preso acusado de narcotráfico, el empresario futbolístico soñó con construir un centro educacional y deportivo para niños carenciados en el sur santafesino, que sería apadrinado por Lionel Messi. Eso fue en 2006, cuando era presidente del Real Arroyo Seco y se codeaba con el entonces presidente del Barcelona y la familia del mejor jugador del mundo.
Para lo fiscales, Roberto, amigo de la infancia de Gorosito, era el “el valijero”. Consideraron que se encargaba de trasladar el dinero desde Buenos Aires, donde vivía Salvatore, hasta la planta de Carbón Vegetal del Litoral de Quitilipi, Chaco, donde supuestamente se camuflaba la cocaína. El empresario Pérez Parga era –según la fiscalía- el "gerente de producción" de la empresa de carbón vegetal. “Su tarea consistió no sólo en lo concerniente al control de la planta de Quitilipi o al movimiento de dinero, sino también a las tratativas realizadas en el continente europeo con el objetivo de trasladar allí la mercadería", describió el fiscal Amad.
Esquivel, el quinto acusado, era el encargado de la planta. "Su aporte es fundamental a nivel operativo, en el ocultamiento y envío del material estupefaciente y en el control de la planta”, explicó Amed.
14 kilos olvidados, el comienzo de la investigación
La investigación comenzó en Portugal a fines de 2011, cuando un grupo de empleados de limpieza encontró 14 kilos de cocaína olvidados en uno de los containers que habían llegado al puerto de Lisboa. A partir de ahí la Justicia inició una investigación que los llevó a la banda de los argentinos.
El 8 de marzo de 2013 policías de España y Portugal secuestraron -en dos procedimientos- cerca de 400 kilos de cocaína que habían llegado ocultos en cargas de exportación de carbón vegetal. Llevaban el logo de la empresa Carbón Vegetal del Litoral SRL. Además detuvieron a siete argentinos, entre los que estaba Gorosito. Se la denominó “Operación Patagonia”.
Las autoridades portuguesas dieron aviso a la Justicia argentina. La jueza federal de Presidencia Roque Sáenz Peña, Zunilda Niremperger, sabía que otros dos contenedores -de 20 toneladas cada uno- habían sido despachados en Quitilipi y ordenó los allanamientos. Uno de ellos todavía estaba en el puerto de Buenos Aires. El perro Otti detectó casi 520 kilos de cocaína. El otro cargamento ya estaba en altamar: llegó a Lisboa un mes después con casi 158 kilos.
Poco a poco fueron cayendo los demás. Salvatore fue detenido en diciembre de 2012 en la cochera subterránea de un supermercado en Rosario, a pocas del departamento céntrico en el que se escondía.
Al poco tiempo, la jueza Niremperger, con el apoyo de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y la Unidad de Información Financiera (UIF), abrió una causa paralela por lavado de dinero. Junto Salvatore están procesados su mujer, su hija y su suegro, y otros allegados. Los acusan blanquear más de 1600 millones de pesos del narcotráfico a través de unas 60 empresas familiares.
SO/LC/RA