En el encuentro de cine, que termina hoy, se estrenaron las películas argentinas “Nacidos vivos”, que se mete con la problemática de las adopciones ilegales y “Bolishopping” una ficción sobre un taller textil clandestino en el que son explotados inmigrantes bolivianos.
En su décimo aniversario el encuentro de cine argentino-europeo Pantalla Pinamar estrenó dos películas nacionales con un marcado compromiso social en sus historias. En primer lugar se proyectó el miércoles el documental “Nacidos vivos”, de Alejandra Perdomo, que indaga en las historias de aquellos que fueron adoptados ilegalmente y hoy buscan conocer su origen biológico.El disparador de este filme es la historia personal de la directora. El día que ella asumió que era una “adoptada ilegal”, se acercó a las oficinas de Derechos Humanos del Registro Civil porteño y allí conoció a Mercedes Yáñez, directora y fundadora del área.
“Siempre me supe ‘adoptada’ entre comillas, porque mi partida de nacimiento no dice que fui adoptada. O sea: no hay un expediente judicial detrás, sino que dice que nací en un parto domiciliario. Toda la vida escuché a mis padres decir que nací en el hospital Fernández. Esa fue la primera contradicción de la cual me hice cargo a los 38 años cuando por primera vez tuve la partida de nacimiento en mis manos”, contó Perdomo a Infojus Noticias.
En la búsqueda de su origen, la realizadora descubrió que son más de 3 millones las personas con identidad sustituida en Argentina. “Al ver esa multiplicidad tan grande, la labor de esa oficina sin presupuesto en la que trabajan tres personas me comprometí para que el resto de la sociedad sepa que es un delito que no debe seguir pasando ni en Argentina ni en ningún lugar”.
Que una persona se haga cargo de un niño y lo inscriba en el registro civil como que nació de un vientre que no fue, es un delito en el que está involucrado el médico o partera que certifica que asistió a un parto que no fue y a quienes registran a ese bebé como propio. “Como los delitos de este tipo prescriben a los 13 años, está claro que ningún chico de 13 años va a hacer la denuncia. Primero porque no sabe y no tiene las herramientas. Entonces cuando es adulto y quiere iniciar su recorrido eso ya prescribió. Esa es una de las cosas que hay que modificar”, dijo Perdomo.
El hilo conductor del documental se mueve a través de Yañez y entrevistas a personas que están en la búsqueda y otras que han logrado conocer su origen. Así aparecen los testimonios de Gisela, una militante de la causa; Carina Barbará, que desde España sigue su búsqueda con esperanzas; la cantante Viviana Scaliza (ex Blancanblues) que además es la voz de la banda de sonido de la película, y el aporte de una especialista: la doctora Eva Giberti, responsable del programa "Las Víctimas contra las Violencias".
“Hay mucha gente que se ha comunicado conmigo y me dicen: ‘mirá te voy a hablar por privado porque ni mis hijos saben mi situación de sustituido, ni mis amigos, ni mis compañeros de trabajo, es algo muy íntimo, yo quiero resolver la búsqueda pero de una manera muy íntima’. Y es totalmente respetable. Por otro lado está el que busca visibilidad porque sabe que el exponerse, ir a los medios, mostrar sus rasgos físicos quizás le van a posibilitar de que una persona lo vea y diga: ‘se parece a mí’”, dijo la directora sobre el documental que tendrá su estreno comercial el próximo jueves 20 en el cine Gaumont.
Por eso el filme transita diferentes tipos de historias aunque todas con denominadores comunes: la mentira, el silencio, el no haber tenido la partida de nacimiento quizás nunca en las manos hasta recién de adulto, el transitar la búsqueda.
Tanto la directora como los que participaron de “Nacidos Vivos” desean que se instale esta problemática, se resuelvan búsquedas, se abran diferentes oficinas de Derechos Humanos en todo el país para que aquellas personas que buscan su identidad tengan un lugar adonde recurrir.
Contra el trabajo esclavo
El otro estreno cinematográfico comprometido con una problemática social fue “Bolishopping”, escrito y dirigido por Pablo Stigliani. El filme cuenta la historia de inmigrantes bolivianos que llegan a Buenos Aires buscando una oportunidad laboral y terminan trabajando a destajo en un taller clandestino.
El dueño del taller es Marcos (Arturo Goetz) que tiene sobornada a la policía y confecciona prendas para un empresario textil. La llegada de Luis (Juan Carlos Aduviri) y luego de su esposa y su hija cambiará el rumbo de la historia para los trabajadores bolivianos que permanecen encerrados bajo la amenaza de que sus vidas corren peligro en las calles porteñas.
Basada en hechos extraídos de la realidad, la película comienza con el dato de que en la ciudad de Buenos Aires existen 3000 talleres clandestinos que “emplean” unas 40.000 personas bajo un inédito régimen de esclavitud. Desde su nombre, “Bolishopping”, se combina la palabra "bolita": calificación peyorativa a los bolivianos en Argentina unido a shopping que remite cierto aire de glamour.
“La inquietud de contar esta historia se remonta mi años en la escuela primaria, a finales de los 90’. En esa época iba a la escuela con muchos chicos bolivianos , hijos de padres que trabajaban 12 o más horas en talleres textiles de distintas partes de Buenos Aires. Con los años caí en la cuenta de que esa gente era víctima de la explotación y el trabajo esclavo. Eso me siempre me quedó dando vueltas en la cabeza y por eso es que quise reflejarlo en una película”, le dijo el director a Infojus Noticias.
Para la realización del filme Stigliani entrevistó a personas que fueron víctimas de trabajo esclavo en estos talleres y contó con datos y estadísticas de organizaciones y ONG’s que luchan contra este delito.
Con varios actores bolivianos en el elenco, el filme cuenta con una actriz y un actor que trabajaron en un taller clandestino cuando llegaron a Buenos Aires. Además de aportar realismo ellos fueron fundamentales al momento de recrear el lugar donde viven y explotan a estas personas.
“Creo que la misión de esta película es contar una historia donde se muestre una realidad social. La idea en parte es que seamos conscientes de que mucha de la ropa que estamos usando está hecha con un negocio perverso detrás, y creo que no podemos ser indiferente cuando sabemos que se está cometiendo un delito”, dijo Stigliani.
Tanto “Nacidos vivos” como “Bolishopping” buscan interpelar al espectador porque ¿quién no conoce una persona adoptada que desconoce su origen? O ¿quién no ha usado o ha comprado una prenda de primera marca que fue denunciada por el delito de trabajo esclavo?