"Se consumó la impunidad", dijo el abogado del Mocase - Vía Campesina, Oscar Rodríguez, tras conocerse la sentencia que absolvió a Jorge Ciccioli, el empresario acusado de ser el autor intelectual del asesinato del campesino Cristian Ferreyra. Francisco Juárez, el autor del disparo fue condenado a 10 años de prisión.
La Cámara en lo Criminal y Correccional de Primera Nominación de Santiago del Estero, condenó a 10 años de prisión a Francisco Javier Juárez, el hombre que mató de un disparo a Cristian Ferreyra en 2011, cuando resistía un desalojo de sus tierras; y absolvió al empresario sojero, acusado de ser el autor intelectual del crimen, Jorge Ciccioli. Otros cuatro hombres imputados por lesiones y amenazas también fueron absueltos.
La madre de Cristian, Mirta Salto, estuvo todo el juicio entre el público. Cuando escuchó la sentencia, se tomó la cara con las manos y empezó a llorar. Después, suspiró como para tomar fuerza y se levantó: “Matenme a mí, mátenme a mi” les gritó a los policías que estaban en la sala. Salió y fue ella quien les contó a los compañeros de Cristian -que esperaban afuera junto con otras organizaciones, sobre la ruta provincial 16-, lo que había decidido el Tribunal. Los insultos no tardaron en escucharse. “Se consumó la impunidad”, dijo a Infojus Noticias Oscar Rodríguez, abogado del Mocase - Vía Campesina. “Es una pena de poca cuantía”, agregó el abogado de la viuda de Cristian, Pedro Ibáñez. En la audiencia también estaban Darío Godoy, quien la siesta del 16 de noviembre recibió un tiro en la pierna y Sergio Ferreyra, un primo de Cristian que fue atacado.
Los gritos de los militantes se dirigían a los jueces que integraron el Tribunal: Élida Suarez de Bravo, María Angélica Peralta de Aguirre y Federico Lòpez Alsogaray, quienes debieron salir escoltados por la policía por una puerta trasera del salón de Monte Quemado que se acondicionó para el juicio. Por ese mismo lugar, sacaron a Ciccioli y al resto de los imputados que también fueron absueltos: los hermanos Carlos y Mario Abregú, Víctor Juárez y Walter Juárez.
“Venía viendo malas señales” dijo Rodríguez sobre el proceso. El día que empezó el juicio el tribunal dejó fuera de los alegatos al Mocase y permitió que” las defensas tengan una actitud agraviante con los testigos”. Ángela Juárez, la esposa de Cristian tuvo que ser internada, contó su abogado,
El diputado nacional Leonardo Gorsso (FpV), que viajó hasta Monte Quemado para escuchar el veredicto dijo: “La justicia encubrió a la corporación terrateniente”.
“Esto es muy grave, porque una sentencia es un acto de gobierno y acá el gobierno de los jueces nos está diciendo que los empresarios pueden tener una práctica sistemática y no les va a pasar nada”, aclaró el abogado del Mocase. Y también se refirió al rol del fiscal Guillermo Lozano: “Fue muy pobre”, dijo. El abogado adelantó que se va a estudiar si pueden apelar la sentencia, ya que el Mocase fue excluído de los alegatos.
El fiscal Guillermo Lozano, reclamó 16 años para el presunto autor material del crimen, Francisco Javier Juárez; mientras que la querella aumentó el pedido a 25 años. Para el empresario sojero Jorge Ciccioli, el fiscal pidió una pena 5 años y para el resto de los imputados, acusados de formar parte de la banda que contrató el empresario, dos años. Para Ciccioli, los abogados que representan a la mujer de Cristian, habían reclamado una pena de 16 años.
La jornada empezó temprano y después que se conoció el veredicto, el MOCASE junto con varias organizaciones que acompañaron marcharon por Monte Quemado hasta llegar al Polideportivo, donde en una asamblea se decidió llegar, si fuera necesario, hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Los fundamentos de la sentencia se conocerán recién en el mes de febrero. “Hay que ver en que se basó el Tribunal”, dijo Ibáñez. Y puntualizó en que todos los testigos que fueron aportados por la defensa se dedicaron a hablar mal del Mocase, pero “nada dijeron el hecho”. “
El día que mataron a Cristian
El 16 de noviembre de 2011, en plena siesta una moto llegó a la casa de Darío Godoy, en el paraje Campo de Mayo. Allí estaban reunidos “Cacho” –como le decían a Cristian- con sus compañeros del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina). Darío fue el primero en salir a la puerta, pero Javier Juárez preguntaba insistentemente por Cristian. Juárez, que trabajaba para Ciccioli, decía que los terrenos eran de su propiedad porque los había “comprado” en febrero de ese año en Metán, Salta. Finalmente Cristian salió.
“Ustedes siguen queriendo joder con este campo”, les recriminó Juárez. En su mano tenía una Itaka recortada. Casi no la levantó y disparó. Un tiro dio en la pierna de Cristian que empezó a desangrarse; la bala le había atravesado la arteria femoral. A Darío también lo hirieron en una pierna. Sergio Ferreyra, primo de Cristian, vio lo que pasaba y se acercó. Se abalanzó sobre Juárez y logró sacarle el arma. “Hijo de puta, que has hecho”, dijo.
Cincuenta kilómetros separan el lugar donde se desangraba Ferreyra, de Monte Quemado, la ciudad más importante de la zona. No llegó a ser atendido y murió en el camino. Con 23 años Cristian era un referente de la comunidad indígena Lule Vilela, a la que pertenecía. Ya habían frenado a tomadoras que habían desmontado unas 200 hectáreas.