Los jueces de la Cámara en lo Penal resolvieron las apelaciones de las cuatro condenas por los asesinatos de tres estudiantes del Movimiento 26 de Junio en 2012. Uno de los acusados, Brian “Pescadito” Sprío, condenado a 28 años, fue absuelto, generando el repudio de familiares y compañeros de las víctimas.
Un centenar de compañeros y familiares de tres militantes del Movimiento 26 de Junio asesinados en 2012 esperaban desde temprano frente a los Tribunales de Rosario. En la sala de audiencias, los jueces de la Cámara en lo Penal resolvieron las apelaciones de las cuatro condenas por el triple crimen de Villa Moreno: confirmaron la pena de 32 años para el líder de la banda, el “Quemado” Sergio Rodríguez, redujeron las de Daniel “Teletubi” Delgado y Mauricio “Chupín” Palavecino y absolvieron a Brian “Pescadito” Sprío.
“Esta decisión de dejar en libertad a uno de ellos nos dejó asombrados, en virtud de que había sido condenado a 28 años. Estamos totalmente convencidos que los asesinos estaban ahí”, dijo a Infojus Noticias el pastor Eduardo Trasante, padre de Jeremías “Jere” Trasante, asesinado en la canchita de fútbol de la Asociación Infantil Oroño junto a sus amigos Claudio “Mono” Suárez y Adrián.
La audiencia comenzó con la lectura de los fundamentos de la jueza Georgina Depetris. La magistrada rechazó todas las nulidades planteadas por las defensas, mantuvo la condena al Quemado Rodríguez y la reducción de las de Teletubi Delgado y Chupín Palavecino. Sobre el final argumentó la absolución de Pescadito. Habló de la teoría de la duda razonable, sostuvo que si bien pudo haber estado en la escena del crimen, no hay elementos para confirmarlo.
“Fue una fundamentación muy corta y mal hecha. Sprío estuvo prófugo un mes y medio y en el juicio le dieron una pena de 28 años. Es una ridiculez que ahora lo absuelvan. Esta decisión deja muy expuestos a los familiares y compañeros. Es peligroso que esta persona esté libre”, explicó a Infojus Noticias Pedro Salinas, concejal electo y compañero de las víctimas.
El juez Adolfo Prunotto Laborde no se presentó. En su lugar, un empleado judicial explicó la necesidad de mantener las condenas de todos los acusados. Dijo que había que tener en cuenta que las víctimas eran jóvenes militantes y trabajadores, y que el crimen afectaba a toda la sociedad. El tercer juez, Daniel Acosta, fue extremadamente breve. En pocas palabras dijo que acordaba con la jueza Depetris.
Ahora, las partes tienen diez días hábiles para presentar recursos de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia de la provincia. “Vamos camino a esa herramienta”, explicó Trasante. “Sabíamos que podría haber rebaja de algunas condenas, pero no nos imaginábamos que uno pudiera salir en libertad. Esos son los nombres que se dijeron una y otra vez (en el juicio)”, agregó.
El juicio
Durante el juicio, en el que declararon casi 80 testigos, los fiscales Nora Marull y Luis Schiappa Pietra aportaron pericias balísticas, filmaciones y una selección de los más de 500 cds y 340 casetes con escuchas telefónicas a los acusados. Con estos elementos los jueces consideraron probado que la madrugada del 1 de enero de 2012 el Quemado junto con Teletubi, Pescadito, Chupín y un joven de 17 años fueron a la canchita de Villa Moreno, en la zona sur de Rosario, para vengar un ataque al hijo del Quemado, que agonizaba en el hospital.
En la canchita no estaban los que habían baleado al Quemadito. Sentados detrás de uno de los arcos, Jere, Mono, Patom y Marcelo el “Moki” Suárez tomaban una sidra. El Quemado y sus hombres abrieron fuego con una ametralladora y pistolas 9mm. El Moki alcanzó a correr y se escondió en una zanja. Sus tres amigos murieron.
Los abogados querellantes Federico Garat y Jessica Venturi sostuvieron que el triple crimen no fue un hecho aislado o casual, sino que debe entenderse en el marco de un enfrentamiento entre bandas que se disputaban el territorio para la venta de drogas.
La banda del Quemado
En tribunales, el alias el Quemado apareció en 2001: una causa de enero por abuso de armas y otra de noviembre por un intento de robo a mano armada y lesiones. Cuando el narcotráfico empezó a consolidarse en la periferia rosarina -de la mano de viejos ladrones devenidos en transas y policías cómplices- entendió que el negocio de las drogas era mucho más rentable.
El Quemado extendió su poder en barrio Alvear y las villas La Lata y Moreno. Con su hijo Maximiliano, alias el Quemadito, y Daniel “Teletubi” Delgado manejaban al menos cinco bunkers. El crecimiento estuvo ligado a dos factores: los acuerdos con la policía y el apoyo de Los Monos, la banda que controlaba a sangre y fuego la venta de drogas en la zona sur de Rosario.
El negocio funcionó con relativa tranquilidad hasta que a mediados de 2011 un grupo de jóvenes de Villa Moreno, entre los que estaba el “Negro” Ezequiel Villalba, comenzaron a mejicanearle los bunkers. Según los fiscales, la noche de año nuevo el Negro Ezequiel buscó vengar el ataque a un amigo suyo y con otro joven atacó a tiros al hijo del Quemado.
SO/AF